La obra de rescate de los restos mortales de las víctimas del terremoto de 1944 y su posterior cremación, duró poco tiempo. Dicha cremación, necesaria por la salud de los sobrevivientes, generó en la población la consiguiente angustia, por el hecho de ni siquiera poder velar los restos mortales de familiares que perdieron su vida. Tragedia colmada al extremo, al tener que sumarle la destrucción de sus bienes materiales y los de la ciudad toda en la que estaban arraigados.

Frente a esta situación, será un hijo de Santo Domingo el que se preocupará cristianamente por el descanso de los muertos y el consuelo de los deudos. Se debe a fray Gonzalo Costa la idea e iniciativa de rendirle perpetua y cristiana despedida a los muertos por el terremoto. Este dominico estuvo al frente de la iniciativa, y peticionó ante las autoridades civiles y eclesiásticas para que tal acción se cumpliera, encontrando la aprobación absoluta.

La Intervención Federal hizo público el decreto de aceptación de tal petición: “Vistas las gestiones realizadas por el Rdo. Padre Prior del Convento de Santo Domingo, Fray Gonzalo Costa, en el sentido de que las cenizas de las víctimas del sismo que fueron incineradas en el Cementerio Municipal, sean recogidas en una urna y guardadas en dicho convento… Art. 1º – Acéptase la invitación al acto del traslado de las cenizas de las personas fallecidas en el terremoto, que se efectuará el día miércoles 5 del corriente, a las 9:30 y a la misa que en sufragio de todas las víctimas, será a las 10 del mismo día”.

> ACTO DE TRASLADO

El mismo se inició en el Cementerio Municipal de la Ciudad, en donde el intendente municipal Víctor Pochat y fray Gonzalo Costa procedieron a extraer de las cenizas acumuladas una pequeña porción, que fue depositada en una urna y de ahí colocada en una carroza fúnebre.

Para constatar el acto estuvieron presentes el Interventor Federal Interino Dr. Roberto Videla Zapata, y algunos ministros quienes verificaron el contenido de la urna con el escribano público Rogelio Oro.

La urna fue trasladada a la carroza por el Interventor Federal, el Ministro de Obras Publicas Ingeniero Romeo Gaddi, el intendente municipal Víctor Pochat y fray Gonzalo Costa. 

La carroza, con el consiguiente cortejo fúnebre, se trasladó a pie desde el cementerio a la iglesia del Convento de Santo Domingo. Allí los esperaban las autoridades eclesiásticas encabezadas por el Arzobispo Monseñor Audino Rodríguez y Olmos. 

La urna donada para tal fin y carroza donde se colocaron los restos se debió a la generosidad de José González Amaya, dueño de la Empresa de Pompas Fúnebres San José SRL, hoy Cochería San José.

La Santa Misa fue oficiada por el Presbítero Alejandro Blanco, en el atrio de la Iglesia y luego el Obispo hizo referencia a la feliz iniciativa de fray Costa y predicó sobre la resurrección de los muertos. Posteriormente el escribano Oro leyó el Decreto por el cual el Interventor entregaba la urna a la custodia de fray Gonzalo Costa en su carácter de Prior del Convento de Santo Domingo.

Se rezó un responso y culminada la ceremonia se dio paso a la gente, que en número importante participó de la ceremonia, viviéndose escenas conmovedoras.

Sobre Fray Costa, Ulises Varas escribe: “Su conducta y ejemplo trascendieron entonces a todas las clases sociales, al pueblo entero de San Juan… el pueblo sabía que él era el fraile dominico que recogió las cenizas de los muertos en el terremoto y que supo cumplir con su deber en la noche trágica”.

Ironía del destino, el Convento de Santo Domingo, una de las dos iglesias que sobrevivió al terremoto de 1944, fue la única dañada en el de enero de 2021, y está a la espera de su reparación.

 

Por Lic. Claudio D Vera
UNSJ-FFHA-IHRA
Junta de Estudios Históricos