El maestro José Carrieri, autor del Monumento al Deporte.

Hay una antigua película con ese título que me inspiró para hacer esta nota. Es un homenaje al Maestro José Carrieri -"Pepe", para quienes estábamos más cerca del él-, de quien se cumplen seis años de su fallecimiento el día 22 de marzo. Efectivamente, su deceso se produjo en 2014, a los 93 años, dejando un gran vacío en la docencia y el arte sanjuaninos. Nació en Mendoza, donde inició su formación artística y la completó en París como discípulo del escultor ruso Antonine Pevsner. A partir del año 1956 optó por radicarse en San Juan, donde ejerció su acción principalmente en docencia universitaria, ya que por convicción no participaba en exposiciones. Sin embargo, las obras que dejó en San Juan y en Mendoza fueron suficientes para mostrar su exquisita sensibilidad. Mi esposa, Norma Beatriz Kalejman, y yo fuimos sus alumnos como estudiantes de Arquitectura, aunque me tocó a mí estar más cerca de él y así, afortunadamente, conocerlo mejor. Su obra más conocida en San Juan, majestuosa, de nueve metros de altura, con setenta toneladas de peso, es la que él llamó "El Rosetón de los Deportes", ubicada en el Parque de Mayo de nuestra Capital, popularmente conocido como "Monumento al Deporte", construido -según entiendo- con hormigón coloreado en toda su masa con pigmento color cerámico, al que le agregó mica molida. 


En cuanto al proyecto, dijo en una entrevista al Diario "El País", de Mendoza que "la idea surge de los cinco círculos olímpicos, pero dispuestos en forma circular, no como habitualmente los vemos". Esa idea estaba presente en cinco cilindros de base y recientemente se modificó el monumento pintándolo con varias capas de pintura y destruyendo los cilindros. La pintura es innecesaria, ya que no sólo se levantará con el tiempo sino que si se deja el hormigón a la vista se apreciará su color natural y el brillo de la mica. Ojalá algún día se reconstruya dejándolo en su estado original. Fue inaugurado en 1970, con motivo del XIX Campeonato de Hockey sobre Patines, en la gobernación del Ing. José Augusto López. Es una obra abstracta, por lo que hay personas que no la aprecian como se merece, y eso nos lleva a pensar que sería interesante organizar visitas guiadas con explicaciones de expertos. En la entrevista citada dijo también: "Es una morfología abstracta, conducida todo por la sensibilidad mediante la precisión sensible de lo impreciso". Por eso, el periodista tituló la nota: "José Carrieri: Sensibilidad de lo impreciso". Mientras fui su alumno más de una vez me pregunté cuál era el objetivo de algunos de los ejercicios que nos indicaba hacer. Más tarde entendí que era una tarea esencialmente formativa y sensibilizadora hacia los materiales y las formas - con una didáctica de avanzada -, que nos acompañó positivamente a lo largo de todo nuestro ejercicio profesional de arquitectos.


El cariño que mi esposa y yo sentíamos por él nos hizo hacerle algunas expresiones significativas de reconocimiento. Lo invitamos a nuestro casamiento, hace más de 54 años. En esa oportunidad Pepe nos obsequió una lámpara totalmente diseñada, tallada y pulida por él en un bloque de madera de 40 x 20 x 8 cm. Está en un lugar de honor en mi estudio, donde la miro y admiro con frecuencia, porque aún hoy, después de más de medio siglo, sigue impecable, igual que el primer día. Alguna vez lo invitamos a cenar y, ya en los últimos años de su vida, siguiendo nuestras convicciones, un día cualquiera fuimos a tomar un café con él, ocasión en que recordamos durante un par de horas hechos pasados. También, para nuestra alegría, solíamos encontrarlo algunos domingos en el Parque de Mayo. 


Fui su Ayudante Alumno de Cátedra y, años más tarde, ya como arquitecto, participé en los primeros años del "Instituto de Expresión Visual", creada por él en el año 1974 y que dirigió durante veinte años. Cuando cursaba la Carrera de Arquitectura falleció mi padre, y siempre recuerdo que él asistió al sepelio. Yo estaba un poco aturdido. Sin embargo, recuerdo que mientras caminaba por ese triste pasillo del cementerio alguien me tocó el brazo. Era "Pepe" Carrieri. Nunca olvidaré su gesto, propio de los grandes Maestros, que van más allá de sus clases. Es oportuno recordar que en una oportunidad a Borges le preguntaron cuál era su mejor recuerdo como profesor de Literatura Inglesa, y respondió: "No sé si les enseñé tanta Literatura Inglesa como que aprendieron a amarla". Esas son las enseñanzas que perduran y el Profesor Carrieri también lo hizo sensibilizándonos en materiales y formas.
Ojalá yo también haya logrado durante mi larga carrera docente en la Facultad de Arquitectura que mis alumnos sientan amor por la Arquitectura, más allá del Diseño y la Tecnología. Ése sería mi mejor homenaje hacia él y los otros profesores que me formaron. 


 

Por David Schabelman
Arquitecto