Cada departamento sanjuanino tiene características comunes entre sí. Pero también particularidades que los hacen singulares. Este es el caso de Angaco, una tierra de historia y leyendas que hacen a la identidad sanjuanina. Este departamento, al igual que Caucete o 25 de Mayo, comprende un área geográfica amplia. Está situado al Noroeste de la ciudad capital. Su núcleo poblacional cabecero es la pintoresca Villa El Salvador. 


Al hablar de los rasgos que lo identifican, aparece la figura del cacique de Angaco. Nos detendremos en este punto, pues son valiosas las últimas investigaciones. En las historias tradicionales hay variadas referencias a este aborigen. No obstante, recientes estudios ponen en tela de juicio su existencia. El presidente del Centro de Genealogía de San Juan, Magíster Guillermo Collado, luego de prolijas investigaciones apunta que Angaco es "un topónimo y no un antropónimo. Primero se lo utilizó como un nombre alternativo al de Jáchal hasta el siglo XVII (años 1600...) y luego fue extendiéndose hacia el sur, hasta la margen norte del río San Juan, ya en el siglo XVIII (años 1700...).


La atribución de filiación aborigen o indígena a Doña Teresa de Asencio aparece por primera vez, recién tres siglos después de la fundación de San Juan. Más precisamente en el libro "Recuerdos de Provincia" de Domingo Faustino Sarmiento, que, como su nombre lo indica, se trata de un libro de "memorias". Por lo tanto, no constituye, precisamente, un tratado de Historia ni un nobiliario genealógico. No hay documento anterior a "Recuerdos de Provincia" que hable de un cacique Angaco. Y Sarmiento cita como informante suyo a Luciano de Mallea, que fue tataranieto del vecino fundador de San Juan, capitán Juan Eugenio de Mallea.


Luciano había mantenido un conflicto con la Iglesia por la propiedad de las tierras de Angaco y es probable que haya sido él quien echó a correr la versión de que Doña Teresa de Asencio fuera indígena. Esto con el fin de generar así un consenso a su favor, pero no hay documento anterior a ese.


Por lo general, los caciques conservaban sus apellidos de origen o su único antropónimo pasaba a ser hereditario como apellido, anteponiéndosele un nombre del santoral cristiano.


Continuando con nuestra descripción de este territorio, otras pintorescas localidades llenas de historias y piedad religiosa son El Bosque, Las Tapias, La Cañada etc. 


Un punto relevante es el llamado "Campo de Batalla", en Punta del Monte, lugar donde tuvo lugar una de las beligerancias más cruentas de las guerras civiles: "la batalla de Angaco", hecho que ocurrió en agosto de 1841. En esa ocasión se enfrentaron las tropas invasoras del General Mariano Acha contra las del General Nazario Benavides.


Otro tema es el religioso. La patrona departamental es la Virgen del Carmen, cuya parroquia data del año 1837, que en esos tiempos comprendía una amplia jurisdicción eclesiástica. Hace unos años, sobre la localidad "El Bosque", se erigió un centro devocional a San Expedito (adyacente a la capilla a Santo Domingo), que poco a poco se transformó en un núcleo religioso convocante.


Luego llegamos al antiquísimo Chalet Campodónico, de riqueza arquitectónica itálica valiosísima. Un informante relató que, frente a esta mansión, existió una cancha de golf, una de las primeras de San Juan.


Continuando hacia el noreste, se ubican los baños de Guayaupa, sus aguas poseen cualidades curativas de excelencia. Después nos encontramos con el culto popular a la "Difunta Teresa", una mujer que falleció consecuencia de su parto a principios del pasado siglo. A poca distancia se encuentra Famacoa, en algunos textos se apunta que fue una estancia. Es importante destacar que por esta área geográfica se trazaría un camino hacia Valle Fértil, factor que impulsaría el turismo y el comercio.


Otra riqueza departamental son los petroglifos, situados en los cerros Pie de Palo, de suma importancia arqueológica.


En cuanto a la industria, Angaco produce vides, olivos (con su fiesta alusiva), hortalizas, frutales. También tiene un perfil industrial con sus bodegas, secaderos, y minerales en los legendarios cerros Pie de Palo.

Documentos históricos

Si Angaco hubiera existido y Teresa hubiera sido hija suya, el apellido de ella nunca habría sido Asencio. Por otra parte, la merced real de Angaco se le otorgó al capitán Juan Eugenio de Mallea, no por haberse casado con Teresa de Asencio, sino por los servicios que él prestó a la corona española. (Collado, Guillermo, "D' Teresa de Asencio, esposa del Capitán Juan Eugenio de Mallea: Elementos de juicio para establecer su filiación", que fuera presentado en el 'IIº Congreso Nacional de Genealogía del Pago de los Arroyos', en Rosario, Santa Fe, del 18 al 20 de octubre de 2012 y luego editado en la Publicación Anual Nº 7 del Centro de Genealogía y Heráldica de San Juan, 2013, páginas 13 a 19"). Esta aclaración, cuya intención es clarificar y no criticar, pues nos agrade o no, "la Historia se hace con documentos".

Prof. Edmundo Jorge Delgado
Magíster en Historia