Hijo de Pepino el Breve, Carlos (742-814) es coronado rey de Francia a la muerte de su padre. Convencido de que la fe aportaba valores y principios de conducta para la vida, Carlomagno sirvió y protegió a la Iglesia. Colaboró en la organización educativa de las parroquias, de los monasterios florecientes y de las catedrales. Al monje Alcuino le encarga en el 781 la dirección de la escuela palatina de Aquisgrán, capital del reino carolingio. De la mano de Alcuino, Carlomagno realiza una importante renovación cultural: se le dio en llamar "renacimiento carolingio''. Aún se discute si sabía leer y escribir, pero lo cierto es que impulsó la promoción humana a través de la instrucción de modo extraordinario. Se multiplicaron así, las tareas de los amanuenses y las copias de los autores clásicos y patrísticos, expresados en la "minúscula carolingia''.


Así las cosas, la Alta Edad Media conocerá un riquísimo tesoro de aportes literarios, arquitectónicos, gramaticales, lingüísticos, filosóficos y teológicos.


Carlomagno intuye que para mantener unido un reino es necesaria la religión. Vuelve obligatorio el bautismo, a fin de que todo su imperio sea cristiano. Los sajones pusieron resistencia pero predomina la orden del emperador. Incluso castiga con la pena de muerte a los que no quieren convertirse. El monje letrado Alcuino, consultor apreciado por el rey, será quien le aconseje abandone la violencia y la imposición de la fe, cosa que acepta. Es la palabra y el buen ejemplo lo que arrastra al bautismo y a la fe, y no el miedo y la intemperencia. Quizá no nos ha de resultar extraño si en el siglo XVI la rebelión contra Roma inicie en Sajonia.


Cuando en 2004 se le confirió el premio "Carlomagno'' al papa Juan Pablo II, éste expresó: "El rey de los Francos, que constituyó a Aquisgrán como capital de su reino, hizo una contribución esencial a los fundamentos políticos y culturales de Europa y, por tanto, ya desde sus contemporáneos mereció recibir el nombre de Pater Europae. La feliz unión de la cultura clásica y de la fe cristiana con las tradiciones de diversos pueblos, tomó forma en el imperio de Carlos y se ha desarrollado en varias formas como herencia espiritual-cultural de Europa a lo largo de los siglos''.


En las breves palabras de Juan Pablo II, encontramos una síntesis de la rica personalidad y la obra del hombre de gobierno y de cultura.


Un dato no menor: la noche de Navidad del año 800, en San Pedro, Carlomagno fue coronado emperador del Sacro Imperio Romano por el papa León III. Una alianza de Trono y Altar. Si el emperador no puede llegar a ser tal sin la corona concedida por el papa, tampoco el papa puede gobernar sin el consentimiento de la fuerza imperial. En las mutuas relaciones, habrá bondades y tempestades, a tenor del calibre moral y espiritual de ambas esferas.


Hoy, a varios siglos de distancia, se ve mejor que la Iglesia sea libre de cualquier poder temporal. Colabora con los estados a fin de humanizar y civilizar, crear ciudadanía y educar, fraternizar y cristianizar. Se ve también más claro que "no hay nada auténticamente humano, que no tenga eco en el corazón del cristiano'', como expresa Gaudium et Spes n 1. Donde está la necesidad de la persona, allí también está el corazón de Dios que impulsa a todo hombre de buena voluntad, a dar satisfacción y respuesta.

Por el Pbro. Dr. José Juan García 
Vicerrector de la Uniuversidad Católica de Cuyo



La figura de Carlomagno, reconocido como protector de la Iglesia.