La obra del Maestro de América es reconocida por los argentinos que cada año asisten a su casa para conocer más de él y rendirle homenaje.

En el mes en que se conmemora el paso a la inmortalidad del Maestro de América, Domingo Faustino Sarmiento, es importante rescatar algunos hechos que no muy a menudo se mencionan de toda la vida y obra del mayor estadista que ha tenido la Argentina. Fue uno de los más reconocidos prosistas de habla hispana, sin embargo, escribió "Un Canto a Zonda" con el seudónimo de García Román, el único poema de su autoría, el que le fue enviado a Juan Bautista Alberdi, que había fundado el Salón Literario junto a Esteban Echeverría y José Mármol, para saber su opinión, perdiéndose el texto y la respuesta.


Nombrado director del Departamento de Escuelas de Buenos Aires, inaugura el primer edificio construido para un colegio estatal porteño "Escuela Catedral Norte". También propiciará La Primer Revista de Contenido Pedagógico de Argentina, en 1858, "Anales de la Educación Común", en cuya dirección sucederá a Juana Manso. Además, el sanjuanino promoverá la difusión de Obras Complementarias de Enseñanza como "El Temple Argentino", de Marcos Sastre y "Álbum Literario para la Juventud", de Toribio Araúz. También hizo que las escuelas adoptaran "El Catecismo de la Doctrina Cristiana" (Conciencia de un Niño) y "La Vida de Jesucristo".


Sarmiento es el denunciante del contrato que firma el presidente Mitre con la compañía inglesa de William Wheelwright para construir y explotar el ferrocarril Rosario-Córdoba, mediante el cual se le daban a aquellas 5 leguas a cada lado del trazado en todo su recorrido y no en forma intercalada para evitar el monopolio. Cuando Bartolomé Mitre entrega el mando presidencial a Domingo Faustino Sarmiento en 1868 fogoneará un clima hostil; Una vez en el poder sus legisladores se opondrán sistemáticamente a las iniciativas de nuestro comprovinciano y cuando Nicolás Avellaneda gana las elecciones presidenciales de 1874 el General Mitre iniciará una Revolución que evite la sucesión que finalmente será sofocada. Todo esto, lejos de amilanar al Maestro de América, actuará como combustible que alimentará al estadista. Pero no todos tendrán el mismo temple. Juan Bautista Alberdi, al que el General Mitre le guardaba rencor por sus opiniones en contra de la Guerra contra el Paraguay es un ejemplo. Cuando el presidente, Julio A. Roca, decide nombrar al tucumano como ministro en Francia, don Bartolomé publica en su diario una carta escrita hace 50 años por Alberdi dirigida a Vicente López y Planes en la que escribió maceta con "zeta". Esto hará que el creador de las "Bases de la Organización Nacional" se refugie en París, muy compungido, donde morirá en 1884.


Respecto a la Campaña al Desierto llevada a cabo por Julio Argentino Roca en la presidencia de Nicolás Avellaneda, Sarmiento dirá: "Es peor política e inicua, además, la que tiene por empresa el exterminio de los indios sin pretexto de la propia defensa".


Sarmiento murió el 11 de septiembre de 1888. Pobre como nació. Un grupo de notables encabezados por Aristóbulo del Valle y Miguel Cané encargaron al célebre escultor francés, Augusto Rodin, la concreción de una estatua (la única que aquel hizo para el extranjero) que homenajeare Al Gran Maestro y que una vez inaugurada en 1900 en los bosques de Palermo, produjo el rechazo de la comunidad y todo terminó en una batahola. Se criticaba sobre todo la cabeza a la que se tildó de "fea, vulgar y repulsiva". Carlos Pellegrini junto a Miguel Cané le suplicaron al escultor que modificara la estatua, pero no incidieron en el artista. Pellegrini volverá a decir: "En esa cabeza se encontraba el cerebro más poderoso que haya producido la América".

Sin dudas nuestro comprovinciano es el prócer más polémico y eso se debe a las innumerables facetas de su vida que tuvo siendo autodidacta, porque él fue, es y será simplemente Sarmiento.

Por Sandra Alaniz
Profesora de Enseñanza Media

  • A la señorita maestra

Por Jorge Reinoso Rivera 
Periodista

Como homenaje al Gran Maestro de América, deseo rendir homenaje a todas esas maestras que me instruyeron en mi etapa de aprendizaje. Esas "señoritas" con su impecable guardapolvo blanco que fueron nuestras segundas madres. Mujeres que dedicaron toda su vida a ser maestras, a pesar que gobierno tras gobierno las relegaba en su magra remuneración mensual. Sin embargo, para ellas existía algo más importante: la instrucción de sus "niñitos". Esas señoritas con verdadera vocación de enseñar al prójimo, que con frío, calor, viento o lluvia no las hacía faltar a la escuela y con extrema puntualidad comenzaban las clases, ya que consideraban que "no existe nada más nocivo que la discontinuidad en la educación". Esas señoritas que muchas veces con su dedo te apuntaban en el cuaderno para que sacaras bien las cuentas o simplemente con mucho amor y cariño agarraban tu mano y ayudaban a que pudieras "no escribir", más bien "dibujar" la letra. Que lindos y gratos recuerdos guardo de ellas, mis señoritas. Hoy, ya en mi adultez, miro hacia atrás y veo que mis señoritas, también eran madres y esposas, que también continuaban con su tarea educativa en sus hogares con sus propios "niñitos", sus hijos. Mujeres de una estirpe ya pasada. "Maestras" de gran vocación y responsabilidad, recibidas en las Escuelas Normales, donde también fueron educadas con profundos valores de responsabilidad y respeto. Esos valores que supieron transmitirnos a nosotros "sus niñitos". A todas ellas: gracias. Gracias por todo lo que me instruyeron, me dieron y brindaron. A ellas, "mis señoritas", que muchas viven ya en el cielo y otras todavía en esta tierra, mi más profundo agradecimiento, respeto y admiración.