El nuevo presidente de Colombia, Gustavo Petro, se presenta a sí mismo como un moderado, pero parece estar coqueteando con los dictadores. 


Durante su campaña, Petro había prometido restablecer relaciones diplomáticas con la dictadura de Venezuela por razones económicas y humanitarias. Pero parece estar moviéndose hacia lazos mucho más cálidos con el dictador venezolano Nicolás Maduro de lo que muchos habían anticipado. Desde que asumió el cargo el 7 de agosto, Petro no solo restableció los lazos diplomáticos con el régimen de Maduro, sino que solicitó oficialmente la admisión de Venezuela, junto con Chile y Argentina, al acuerdo comercial de la Comunidad Andina de Naciones (CAN). El grupo está integrado por Colombia, Ecuador, Perú y Bolivia.


La propuesta de Petro de dar la bienvenida a Venezuela a la CAN sin condicionarla, al fin de las violaciones masivas de derechos humanos de Maduro es un gran revés para los esfuerzos internacionales para presionar a Venezuela para que cese la represión y permita las libertades fundamentales. 

"El presidente de Colombia, Gustavo Petro, un exguerrillero de izquierda que hizo campaña como moderado, aún no ha completado su primer mes en el cargo. Pero sus primeros pasos en los frentes de política exterior y derechos humanos ya han sido decepcionantes".

REUNIÓN EN VENEZUELA

El nuevo embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti, exjefe de campaña de Petro, se reunió por separado con Maduro, el ministro de Defensa de Venezuela, Padrino López, y el vicepresidente del partido gobernante, Diosdado Cabello, en la capital venezolana y publicó fotos de él sonriendo con ellos en sus redes sociales.


Benedetti no se ha reunido ni contactado con el líder de la oposición venezolana, Juan Guaidó, según me dicen fuentes de la oposición. Peor aún, se citó a Benedetti diciendo en una entrevista con Bloomberg que la solicitud del expresidente de Colombia, Iván Duque, de una investigación de la Corte Penal Internacional sobre los abusos de los derechos humanos de Maduro había sido "un error", y que Colombia podría retirar su petición. Pero una retirada colombiana sería otra gran victoria propagandística para el régimen de Maduro. 


Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, los escuadrones de la muerte de Maduro son responsables de más de 6.800 ejecuciones extrajudiciales solo entre enero de 2018 y mayo de 2019. Los asesinatos políticos, la tortura y la intimidación de opositores políticos en Venezuela continúan hoy, dicen activistas de derechos humanos. 


SIN CONDENA A NICARAGUA

El nuevo gobierno colombiano no apoyó una votación en la Organización de los Estados Americanos el 12 de agosto condenando los ataques del régimen de Nicaragua contra los sacerdotes católicos romanos y otros abusos a los derechos humanos. La condena pasó con 27 votos a favor, cuatro abstenciones, un voto en contra y dos países ausentes: Colombia y Nicaragua. Tendremos una idea mucho mejor de sus intenciones a finales de este mes, cuando el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra celebre una votación sobre los abusos de los derechos humanos en Venezuela. Si Petro cambia el voto de Colombia de los últimos años que condenaba los abusos de Venezuela -que, por cierto, ha sido una de las razones que motivó a cerca de 2 millones de venezolanos a huir a Colombia-, será una clara señal de que mintió durante la campaña y lo hará estar en connivencia con los peores violadores de los derechos humanos de América latina. El mundo estará pendiente del voto de Colombia. Hasta ahora, los primeros pasos de la política exterior de Petro no han sido alentadores.

Por Andrés Oppenheimer
Columnista del Miami Herald