La Argentina ocupa el quinto puesto en la acotada lista de países del continente donde más se practica la cirugía estética, una especialidad de la medicina moderna liderada por Estados Unidos, seguido por México, Brasil y Canadá, según la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica. En el caso de nuestro país, un millar de extranjeros arriba mensualmente en promedio para someterse a cirugías reparadoras, implantes dentales, o tratamientos de fertilización asistida entre otras de estas características, atraídos por los buenos precios y el excelente nivel profesional.

Es el llamado "turismo médico", que reporta a la Argentina ingresos anuales de alrededor de 80 millones de dólares, según la Secretaría de Turismo de la Nación. Son visitantes que aprovechan las convenientes condiciones locales para recorrer lugares de interés turístico y someterse a tratamientos estéticos, de ortodoncia, y las cirugías laparoscópicas y traumatológicas, entre los más elegidos.

Claro que ellos no están al tanto de la "viveza criolla"' de los cirujanos plásticos y de las clínicas donde se operan, donde ha puesto la mirada la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), por la sospecha de una evasión impositiva que llegaría al 80%, según declaraciones del titular del ente recaudador Ricardo Echegaray. El funcionario tiene registrada una facturación de sólo el 20% del total de las importaciones de prótesis mamarias en 2010, lo que indicaría la altísima evasión tributaria luego de que esos elementos se colocan y se cobran los elevados honorarios al paciente extranjero, por ejemplo.

El turista-paciente, en su buena fe, no está al tanto de un sistema donde la facturación parece opcional.