En la foto, una pancarta pide boicotear la Copa del Mundo durante un partido de la liga alemana entre el Borussia Dortmund y VFB Stuttgart, el 22 de octubre de 2022. Martin Meissner (AP)

Las federaciones de fútbol de Estados Unidos y varios países europeos, así como algunas empresas multinacionales, merecen un aplauso por apoyar una petición de grupos de derechos humanos para que los organizadores de la Copa Mundial de Qatar paguen 440 millones de dólares en compensación a los trabajadores migrantes que sufrieron abusos mientras construían los estadios del mundial. Pero hay varios países -sobre todo latinoamericanos- y empresas que hasta ahora no han apoyado esa petición, ni otras demandas separadas para que Qatar deje de perseguir a su comunidad LGBTQ. 


Hasta el 21 de noviembre, un día después del inicio de la Copa del Mundo en Qatar, ni una sola federación latinoamericana de fútbol ni 10 de las 14 empresas multinacionales que patrocinaron el evento habían apoyado la petición de reparación a los trabajadores migrantes, me dijo una portavoz de Human Rights Watch (HRW). Human Rights Watch, Amnistía Internacional y varios otros grupos de derechos humanos lanzaron una campaña hace seis meses para que Qatar y la FIFA paguen reparaciones a los trabajadores migrantes que sufrieron abusos, o a sus familias.

"La falta de una indemnización para las familias de los trabajadores fallecidos sigue implicando una maldita tarjeta roja para Qatar". 

MILES DE TRABAJADORES MUERTOS

No son cientos, sino miles, los trabajadores migrantes que han muerto en Qatar por trabajar bajo un clima extremadamente caluroso, o se les han negado los salarios que les habían prometido, dicen los grupos de derechos humanos. "La FIFA indiscutiblemente contribuyó al abuso generalizado de los trabajadores migrantes", dijo el secretario general de Amnistía Internacional, Agnés Callamard, en un comunicado. 


Tamara Taraciuk, la subdirectora de América de Human Rights Watch, me dijo que la cifra de U$S 440 millones de las reparaciones "es una cantidad muy pequeña, si la comparamos con lo que la FIFA espera ganar en esta Copa del Mundo, que son unos U$S 6.000 millones".


Las federaciones de fútbol de EEUU, los Países Bajos, Inglaterra, Francia y Bélgica han apoyado esta petición. Pero sólo cuatro empresas multinacionales -Adidas, Coca Cola, McDonald"s y Budweiser- respondieron positivamente a las cartas de Human Rights Watch a todos los patrocinadores de la Copa Mundial pidiendo su apoyo a la petición. Otros 10 patrocinadores -Visa, Hyundai, Kia, Wanda Group, Qatar Energy, Qatar Airways, Vivo, Hisense, Mengniu, Crypto y Byju's- no respondieron a la carta de HRW, me dijo Taraciuk.


GIANNI INFANTINO SE DEFIENDE

El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, acusó a los críticos de Qatar y la FIFA de "hipocresía", argumentando que muchos países europeos prohibían la homosexualidad hasta hace sólo algunas décadas. Pero esa es una falsa equivalencia. No se vale justificar la violación a los derechos humanos en Qatar hoy comparándola con una situación que existía -y fue corregida- en Europa hace varias décadas. 


Qatar es una dictadura hereditaria sin elecciones libres, ni partidos políticos, ni una prensa crítica. El reporte de Freedom House sobre las libertades en el mundo de 2022 clasifica a Qatar como un país "no libre". El emir "tiene toda la autoridad ejecutiva y legislativa y, en última instancia, también controla el poder judicial", dice el informe. Si normalizamos las decisiones de la FIFA de celebrar copas mundiales en países represivos, como Qatar, será un gran revés para la causa de los derechos humanos y la democracia en el mundo. Disfrutemos del mundial, pero no dejemos que la FIFA vuelva a escoger sedes como Qatar.

Por Andrés Oppenheimer
Columnista del Miami Herald