Causa sorpresa, cuando no indignación, el insólito fallo del Tribunal Oral Nº 6 de la Capital Federal que absolvió de culpa y cargo a Rafael Di Zeo y a otros 14 barrabravas de Boca Jr., acusados de asociación ilícita y extorsión, para los cuales el fiscal, Diego Nicholson, había pedido una condena unificada de 11 años de cárcel. El veredicto de los jueces Guillermo Yacobucci, Leonardo De Martini y Alejandro Noceti Achával parece reflejar lo que dijo el ex líder de "La 12” al alardear que tenía "los teléfonos del poder”, y porque las acusaciones carecían de sustento.
Es probable que el polémico veredicto sea recurrido por el fiscal y termine en Casación, pero es lamentable la debilidad de un sistema judicial que se contrapone en casos similares, como el ocurrido hace 17 años, que terminó condenando a 13 años de prisión a José Barritta (a) "El Abuelo”, cabecilla entonces de la misma barra. El enorme poder de los barrabravas, por los recursos que disponen y el amparo político y dirigencial en muchos casos, se reflejó al salir triunfante de Di Zeo del Tribunal, acompañado de un séquito con sed de venganza y prometiendo recuperar el liderazgo de la tribuna que ostenta Mauro Martín. Esta impunidad provocadora es la que llevó a Javier Cantero, presidente de Independiente, a iniciar una quijotesca lucha contra la dominación de las barras en todo el contexto futbolístico.
Con Di Zeo y sus compinches en libertad, todo puede pasar ahora y San Juan debe estar muy alerta porque el 8 de agosto Boca y Racing disputarán en nuestro Estadio del Bicentenario la final de la Copa Argentina. Sin duda aquí estarán las hinchadas xeneizes enfrentadas: los "’traidores” de Martín, sentenciados a muerte por los limpios de culpa y cargo.
