Pocas veces un funcionario nacional, ya sea de esta gestión o de cualquier otra, ha demostrado tanto desprecio por San Juan como lo hace el ministro de Transporte de la Nación, Guillermo "Guillo" Dietrich. Los problemas más graves que tiene la provincia con la Nación están vinculados directa o indirectamente con el despacho del "Ironman finisher", según la definición del propio macrista en su sitio oficial guillodietrich.com. La gestión de Mauricio Macri adeuda hasta plata para vacunas, pero en obra pública vial se destaca por los $3.793 millones en rutas nacionales que la provincia afrontó cuando dejó de llegar el financiamiento prometido. A esa postergación, que afecta directamente a la gestión provincial, ahora se agrega otro problema que nos impacta a todos los sanjuaninos: el llamativo encarecimiento de los pasajes desde San Juan a la capital federal del país por Aerolíneas Argentinas, la línea aérea de bandera. Lo hecho o, mejor dicho, lo no hecho por Dietrich, es un claro síntoma de la gestión del macrismo: las grandes capitales son la prioridad. Sólo por mencionar un dato, la administración central de la república invirtió alrededor de 560 millones de dólares en 7,1 kilómetros del famoso Paseo del Bajo, en el corazón de la Ciudad de Buenos Aires. Eso es el 87 por ciento del costo total de esa obra. Estamos hablando de unos 32.799 millones de pesos, un poco menos que el presupuesto provincial de 2019. Es decir, puso todo el dinero de una provincia para descongestionar el tránsito alrededor de la Casa Rosada. Centralismo en estado puro.

Guillermo Dietrich


Lo que ocurre con los vuelos es trágico de verdad. Si se comparan precios con la ruta Mendoza-Buenos Aires, hay diferencias en contra de los sanjuaninos que a veces superan el 300 por ciento. Muchos empresarios prefieren llegar a esa provincia y tomar un taxi hasta San Juan porque el costo, aun sumando el extra del traslado por ruta, es más conveniente. Eso genera una tremenda desventaja que nos deja en un virtual aislamiento. El problema nació en los operadores turísticos, que son los más impactados, pero en los despachos de los ministerios sanjuaninos que tienen vínculos con empresarios (Producción, Hacienda, etc.) ya empezaron a recibir pedidos de audiencias para organizar una especie de "patriada" en contra de la desigualdad que provocó el ministro Dietrich con los vuelos.


En el gobierno de la provincia están que trinan. Y, por lo que se ve desde afuera, están preparando todos los cañones que puedan para empezar una batalla con resultado incierto. En el gobierno esperaron años que la Nación pague las deudas de vialidad, hasta que se cansaron y ya van por la tercera demanda. No descartan hacer lo mismo con el tema Aerolíneas, que fue la gota que rebalsó el vaso. La relación entre el macrismo y el gobierno provincial no está pasando por su mejor momento. Y en San Juan están apostando fuerte por la candidatura de Alberto Fernández. Nadie en la Casa de Gobierno sanjuanina descarta que lo de los vuelos sea, de alguna forma, una represalia del macrismo por los resultados electorales de agosto que, en el caso de San Juan, seguramente se repetirán en la general de dentro de 15 días.


Pero hay otra versión en el mismo gobierno local: según la ministra de Turismo, Claudia Grynszpan, San Juan no es un caso aislado en el país. Hay otras ciudades que están cerca de aeropuertos grandes, que están registrando el mismo drama. Según parece, el macrismo quiere eliminar el funcionamiento de algunas terminales por cuestiones de costos y apunta a fundamentar su plan con números. La respuesta de Aerolíneas a este diario, pasó por ahí: "Mendoza es más barato porque tiene competencia". Pero claro, ahí es donde entra la política de estado que el macrismo (y Dietrich en particular), no entienden. El Estado no es una empresa que solamente funciona por sus números. El Estado tiene la obligación de asistir a los que menos tienen, a los que están más desprotegidos, a los menos favorecidos. Y eso no es una afirmación producto de la grieta entre peronistas y macristas, entre progresistas y liberales, entre mercado y estado. Las potencias más industrializadas del mundo hacen aeropuertos en donde pueden. Hay muchos y quieren más. La conectividad es una de las bases del progreso. Sin rutas ni aeropuertos no hay desarrollo y eso pasa acá, en la China comunista o en los Estados Unidos de Donald Trump. Es una locura lo que hace Dietrich y también lo que pasó con una jueza en provincia de Buenos Aires, por ejemplo, quien prohibió los vuelos nocturnos porque no dejan dormir a los vecinos. Con otra filosofía, pero lo de Dietrich con San Juan es casi igual a lo que hizo la jueza en El Palomar. 


De igual forma, los vuelos no es el único problema. El macrismo nos frenó la salida al Pacífico por Agua Negra, armó el Plan Belgrano (que implica rutas y puentes para el Noroeste argentino y facilita la llegada de los empresarios de esa parte del país a los puertos) y se negó a subsidiar los fletes. En líneas generales, más allá de lo que haga el gobierno provincial, probablemente algunos ciudadanos podríamos pedirle al ministro macrista que nos pague lo que nos debe: el dinero de las rutas y lo que gastamos de más cada vez que viajamos a Buenos Aires. Dietrich, pagá antes de irte por favor.