
El presidente Joe Biden dice que aprovechará la Cumbre de las Américas del 6 de junio en Los Ángeles para darle un nuevo impulso a las relaciones con América Latina. Me parece fantástico, pero el hecho de que Washington no haya designado embajadores en ocho países del continente plantea serias dudas sobre el interés de Estados Unidos en la región. Actualmente no hay embajadores de Estados Unidos en Brasil, Chile, Panamá, Uruguay, El Salvador y Haití, ni ante los gobiernos hostiles de Cuba y Bolivia, según la Asociación del Servicio Exterior de Estados Unidos, AFSA. Algunos de estos países, como Chile, no han tenido un embajador de Estados Unidos en los últimos cuatro años. Además, los embajadores de Estados Unidos en Colombia y Ecuador han sido reasignados o están por dejar sus cargos, y no está claro cuándo asumirán sus sucesores. Y lo que es aún más importante en este momento, no hay un embajador de EEUU ante la Organización de los Estados Americanos (OEA), que es la institución que normalmente organiza y ayuda a establecer la agenda de la Cumbre de las Américas. Esta cumbre, la única a la que suelen asistir jefes de Estado de todas las Américas, se realizan cada tres o cuatro años. Son una rara oportunidad en que Washington centra su atención en América latina, y han asistido a ellas todos los recientes presidentes de Estados Unidos excepto Donald Trump, que demostró poco interés por las relaciones interamericanas y no fue a la cumbre de 2018.
"El gobierno del presidente Joe Biden debe hacer el esfuerzo de nombrar embajadores a varios países de América latina, y así demostrar que EEUU tiene interés en reforzar sus relaciones con la región".
El embajador propuesto por Biden ante la OEA, el profesor de la Universidad Internacional de Florida (FIU) y exfuncionario del Departamento de Defensa, Frank Mora, fue nominado en agosto de 2021, pero su nominación sigue bloqueada en el Senado. Las vacancias en las embajadas estadounidenses en la región se deben principalmente a luchas políticas internas entre republicanos y demócratas en el Senado, obstáculos burocráticos y demoras de la Casa Blanca en los procesos de nominación.
Según muchos diplomáticos, los embajadores son esenciales para defender los intereses de Estados Unidos.
Eric Farnsworth, director de la oficina en Washington D.C. del centro de estudios Americas Society/Council of the Americas, me dijo que no tener embajadores en tantos países envía "un mensaje terrible" a la región.
Cuando faltan solo nueve semanas para la cumbre, funcionarios latinoamericanos de alto rango me dicen que no han sido consultados y que aún no saben cuál será la agenda de la reunión.
Es comprensible que el gobierno de Biden esté concentrando su tiempo y energías en la brutal invasión rusa de Ucrania, y en evitar que el imperialismo de Vladimir Putin -que ya había invadido Georgia y Crimea antes de Ucrania- se extienda a otros países del este de Europa. Precisamente por eso, Biden necesita más que nunca a embajadores de Estados Unidos en América latina, o sea representantes de alto rango a quienes los gobiernos les respondan las llamadas.
Por Andrés Oppenheimer
Columnista del Miami Herald
