Medalla con la imagen de Sarmiento y la leyenda "Emperador de las máscaras".

"...El que engalanó las flores con las más graciosas formas y colores, el que encargó a las aves agitar a toda hora el aire con las melodías de sus gorjeos, y dio la música a los humanos, no ha podido prohibirles que hagan bulla, canten, salten y rían a más no poder...".


Ningún estadista ha dado mayor importancia y espacio a la creación de actividades culturales, de recreo y diversión accesibles para todos, sin distinciones de ninguna clase.


Entre las fiestas populares que Sarmiento consideraba tradicionales y necesarias, estaba el carnaval. "...El carnaval no puede ser extinguido. Es una tradición de la humanidad que se perpetúa a través de los siglos. Es una necesidad del espíritu... El pueblo se muestra tal cual es en estos días de desorden autorizado, más puede medirse su estado de moralidad y cultura en medio de las locuras del carnaval, que en los comicios públicos o en los actos íntimos de la vida...".


Tan es así que, durante el primer año de su presidencia, 1869, restablece el festejo del carnaval y organiza el primer corso oficial de la Argentina, que fue presidido por el mismo Sarmiento.


Amplios sectores de la población participan en las suscripciones para solventar los gastos de la decoración de calles y plazas de la ciudad y desfilan en los carruajes ornamentados, con sus disfraces y máscaras. Las "comisiones de corso" ofrecen premios a las diversas sociedades que participan del carnaval.


La novedad de este corso es que, a las comparsas de negros, se les suma la de jóvenes provenientes de la aristocracia porteña.


El ingeniero francés Alfredo Ebelot, de visita en Buenos Aires, describe la frescura y diversión del presidente Sarmiento en carnaval: "...recién llegado a Buenos Aires, me fui a ver el corso... El presidente de la República acertó a pasar en coche descubierto. Lo mojaron hasta empaparlo. El presidente... y los concurrentes se desternillaban de risa. ¡El presidente era aquel Sarmiento! ¡Qué hombre de Estado ni qué niño muerto!... Sentado en una carretela vieja que la humedad no pudiese ofender, abrigado con un poncho de vicuña, cubierta la cabeza con un chambergo, distribuía y recibía chorritos de agua, riéndose a mandíbula batiente".


Como reconocimiento a esta iniciativa sarmientina de propagar las fiestas de Carnaval, en 1873, la famosa murga "Los Habitantes de la Luna", que imitaba al presidente y de la que formaba parte, entre otros, Francisco Perito Moreno,mandó imprimir y le regaló una medalla de estaño que tenía grabada su cara con una corona y la leyenda "Emperador de las máscaras". Al año siguiente, el mandatario les envió una tarjeta invitándolos a tomar el té en su casa para que tuvieran, según anunciaba la esquela, "el gusto de conocer al loco Sarmiento".


Una de estas medallas se conserva en el Museo de la Casa Natal de Sarmiento que exhibirá, entre otros objetos alusivos, en el contexto de una exposición temporaria denominada "Sarmiento y el Carnaval". 


Invitamos a visitar esta exposición para conocer un poco más sobre esta interesante faceta de gran sanjuanino. La misma permanecerá abierta hasta el 9 de marzo.