Se cree que la retórica de Trump sobre Cuba es puro teatro político.

La última revelación de que el presidente Donald Trump registró su marca Trump en Cuba para construir hoteles y canchas de golf en la isla en 2010 confirma una vez más lo que me han dicho muchas personas que lo conocen bien: es un hombre sin principios.


Antes de contratar a una abogada en Cuba para registrar su marca en la isla, Trump había prometido a una audiencia cubanoamericana en Miami que no invertiría en la isla mientras se mantuviera en el poder la dictadura de Fidel Castro. "Iré cuando Cuba sea libre", dijo en un discurso ante la Fundación Cubano Americana en 1999.
Pero ahora nos enteramos por un artículo de Nora Gámez Torres en el Nuevo Herald/Miami Herald que en 2008 la Organización Trump contrató a la abogada cubana Leticia Laura Bermúdez Benítez para registrar la marca comercial Trump para realizar "inversiones en bienes raíces", "concursos de belleza" y "campos de golf" en la isla. La marca fue aprobada por el régimen cubano en 2010.


No fue la única instancia en que la Organización Trump y los asociados más cercanos de Trump buscaron negocios en Cuba mientras Trump pronunciaba feroces discursos contra el régimen de Castro para cautivar a audiencias cubanoamericanas en Miami. Hay muchos otros casos, y más recientes, de la hipocresía de Trump sobre Cuba.

En 1988, la compañía Trump Hotels & Casinos pagó a una consultora alrededor de U$S 68.000 por un viaje de exploración de negocios a Cuba, violando el embargo de EEUU a Cuba".

Yo conocí a Trump una sola vez, cuando lo entrevisté en 2013, de manera que no puedo decir que lo conozco. Pero desde que el senador republicano de Florida, Marco Rubio, lo llamó un "estafador" en 2016, antes de convertirse en uno de sus lacayos, ha habido docenas de descripciones similares del presidente.


La propia hermana de Trump, la jueza retirada Maryanne Trump Barry, fue grabada por su sobrina Mary Trump diciendo que "es un hombre sin principios" y alguien "en quien no se puede confiar".


En los últimos años, he hablado con muchas personas que conocen bien a Trump, y todos pintaron un cuadro similar.


El ex asesor de seguridad nacional de Trump, John Bolton, me dijo refiriéndose a las posturas del presidente sobre Venezuela, Cuba, Irán, Rusia y China, que "no se guía por una filosofía o una estrategia", sino por sus conveniencias de momento. Tanto es así, que Bolton dijo que no le sorprendería que Trump se hiciera amigo de los dictadores de Venezuela y Cuba "como lo hizo con los dictadores de Corea del Norte, Rusia o China" si gana las elecciones del 3 de noviembre.


Si Trump realmente quisiera liberar a Cuba, o a Venezuela, presionaría a su gran amigo el presidente ruso Vladimir Putin para que deje de subsidiar esas dictaduras. Pero las tratativas detrás de bambalinas de Trump en Cuba son sólo el ejemplo más reciente de que Trump es un embustero, y de que su retórica sobre Cuba es puro teatro político.

Por Andrés Oppenheimer
Columnista de The Miami Herald y nuevo Herald, Miami, EEUU.