La promesa inicial de u$s 100 millones por parte de Estados Unidos, otros 10 millones por parte de Inglaterra; 4,3 millones de España y 1 millón de dólares de China, constituye un diminuto porcentaje del dinero necesario para reconstruir Haití. Hasta los 550 millones pedidos a la comunidad internacional por el secretario general de Naciones Unidas Ban Ki-moon, representan menos del 10% de lo que costará la reconstrucción del país, según expertos en catástrofes.

Cuando el huracán Mitch azotó América Central en 1998 y produjo 9000 muertes -pequeña cifra de lo que se estima en Haití-, la comunidad internacional desembolsó u$s6300 millones. ¿Será ahora tan generosa con Haití como lo fue con Centroamérica? Obama, en las primeras horas del desastre, le dijo al pueblo haitiano: "No los abandonaremos. No los olvidaremos". Pero muchos diplomáticos y expertos internacionales con los que hablé temen que, cuando la catástrofe deje de ser noticia, el mundo le dará la espalda a Haití, porque es un país de poca importancia diplomática o estratégica.

Tras el desastre del Mitch, EEUU y otros grandes países donantes tenían interés especial en ayudar a Centroamérica, porque acababan de hacer enormes inversiones y mediaban los acuerdos de paz para reconstruir la región tras las guerras de Nicaragua y El Salvador. Además, fue un lugar clave en los últimos años de la Guerra Fría entre EEUU y la ex Unión Soviética.

El huracán arrasó Centroamérica el 21 de octubre de 1998 y a EEUU y otros donantes les tomó menos de seis semanas reunirse en Washington y acordar el aporte conjunto de u$s6300 millones. Pero cuando cuatro tormentas tropicales azotaron a Haití en 2008, y causaron daños que la ONU estimó en u$s900 millones, a los donantes internacionales les llevó casi un año reunirse para contribuir con u$s353 millones.

"Estoy preocupado", dice Mark Schneider, vicepresidente del Grupo de Crisis Internacionales, organización no gubernamental para la resolución de conflictos. Agregó que "dada la magnitud del desastre, el tipo de respuesta inmediata y masiva que hemos visto durante la etapa de salvar vidas debe ser seguida por la inversión a largo plazo más grande que se haya hecho nunca en un solo país de este hemisferio". ¿Cuánto dinero hará falta? Dora Currea, directora para el Caribe del BID, me dijo: "tendremos que hablar de algo comparable, si no mayor, a lo que se gastó después del Mitch". Francis Ghesquiere, principal especialista en desastres naturales del Banco Mundial, coincidió en que harán falta "miles de millones de dólares". Y en otra institución financiera internacional se dijo que Haití no tiene el peso político para concitar la atención mundial de manera constante.

Mi opinión: es el momento para que la comunidad mundial adopte medidas concretas para garantizar que Haití no sea olvidada. Obama dio un buen paso al conceder status inmigratorio temporal a los más de 100.000 indocumentados haitianos que viven en EEUU, lo que se traducirá en un constante flujo de remesas a sus familiares en Haití.

Pero serán necesarias medidas de largo plazo más ambiciosas. Haití necesita un Plan Marshall internacional, como el fondo de ayuda que Washington creó para reconstruir Europa entre 1948 y 1952, tras la II Guerra Mundial. Y debe constituirse ya mismo, porque se sabe que cuando el sismo de Haití desaparezca de los titulares y lo reemplace una nueva tragedia de alguna estrella de Hollywood, o otra crisis internacional, nadie recordará a Haití. Es ahora, o nunca.