La despenalización de las drogas ofrece diversos aspectos que no quedan totalmente claros para la sociedad, siendo que tendría que ser la primera en tener definido qué implica realmente y en qué forma puede beneficiarla o perjudicarla.

Lo que se conoce es que hay argumentos a favor y en contra. Entre los primeros se dice que las políticas actuales contra el poder económico y la corrupción de los carteles y las mafias han fracasado y que cada día hay más tráfico de drogas, por lo que habría que probar otras soluciones entre las que figura la despenalización para el consumo. Se sostiene que un acuerdo en este sentido haría que el precio en el mercado de las drogas bajara considerablemente, junto al ingreso millonario de los grupos criminales, mientras que al consumo se lo podría controlar con educación y planes de reinserción social, financiados con los mismos fondos que actualmente se utilizan en la política restrictiva en vigencia.

La propuesta tiene como negativa la carencia de pruebas necesarias de que el consumo disminuirá. Siempre se pone como ejemplo lo ocurrido en Holanda con el tema de la despenalización, pero lo acontecido en sólo país no alcanza para determinar si en otros, de distintas características sociales, se cumplirá de la misma manera.

Finalmente se dice que la propuesta contradice tratados internacionales de Naciones Unidas, Consejo Europeo y la OEA, que son de cumplimiento obligatorio.

Ante esta incertidumbre, lo más lógico sería seguir trabajando en fortalecer el sistema jurídico y los mecanismos de control, para evitar el aumento del uso de drogas en el país, un aspecto de la vida nacional que se ha descuidado.