A pesar de la decisión de la Comisión Técnica de Veranadas del Gobierno de San Juan de prohibir esta temporada la actividad en la que el ganado chileno viene a pastar a los valles calingastinos con el pago de un canon, por la crisis hídrica y para que se recuperen las pasturas naturales, los crianceros del vecino país igual trajeron sus animales a la zona. Frente a esta situación la administración provincial ya le comunicó el panorama a la Cancillería argentina que, además de informar a la Cancillería chilena para que disponga el retiro de la gente y de los rebaños, instruyó a Gendarmería Nacional para que disuada a los ganaderos de permanecer en la cordillera sanjuanina. Si no lo hacen incluso les pueden decomisar los animales.

"Se busca el mejor espíritu de colaboración que no empañe una relación estratégica entre San Juan y la Cuarta Región de Chile, pero sin dejar de defender los intereses de la provincia", sostuvo Marcelo Fretes, secretario de Relaciones Internacionales de la provincia.

La situación es delicada y tiene lugar en tiempos en los que las relaciones entre ambos países no pasan por su mejor momento por una discusión que viene de vieja data reavivada ahora por los límites marítimos. Y que además ocurre cuando en Chile está en marcha un proceso electoral para definir un nuevo presidente. Por eso en el Gobierno local no pueden desconocer el ingreso no autorizado de ganado chileno, pero no quieren que afecte la relación con el Gobierno de la Cuarta Región porque hay intereses comunes, como el túnel de Agua Negra.

El que salió a hacer pública la situación fue el intendente de Calingasta, Jorge Castañeda, quien dijo que estuvo recorriendo parte de la zona cordillerana, por ejemplo el Valle de Los Patos Sur, y que pudo ver que había, según una estimación propia, unas 10.000 cabezas de ganado chileno, entre caprinos y equinos, y que en otro sector había otras 10.000 cabezas, totalizando 20.000 animales. "No están autorizados para permanecer en la zona", advirtió el jefe comunal.

La decisión de la comisión técnica, que incluso emitió un acta acuerdo el 19 de noviembre pasado, fue "prohibir la actividad de las veranadas para los crianceros chilenos en los altos valles calingastinos de la Provincia de San Juan para la temporada 2021/2022". Y estuvo fundamentada en la decisión de preservar el ambiente cordillerano en una temporada de grave crisis hídrica y para que se recuperen las pasturas de la zona. En ese ámbito intervinieron, por ejemplo, Hidráulica, Gendarmería Nacional, Aduana, Migraciones, el Inacras, Senasa, INTA, Medio Ambiente, Ministerio de Gobierno y Salud Pública.

Pero los crianceros chilenos, desesperados porque también en su país tienen graves problemas por la falta de agua, igual ingresaron con sus animales a los valles cordilleranos. Ya la temporada pasada se había suspendido la actividad luego de que se registrara un aumento de casos de covid-19 de ambos lados de la cordillera. Si bien esa fue la razón principal, ya había estado presente el tema de la escasez hídrica, al punto que un comité de expertos había aconsejado esperar a que se recuperaran los humedales. Pero este año los crianceros han ingresado sin autorización y, según Castañeda, en un número importante.

Pero el remedio al problema no depende del Gobierno local. Por un lado, la Cancillería chilena debe disponer el retiro de ganaderos y animales. Y desde la Cancillería argentina ya hay instrucciones a Gendarmería, que custodia las fronteras, para que primero notifique a los crianceros que se deben retirar de la zona. Si no lo hacen y persisten en su actitud, les pueden llegar a quitar los animales.


Situación

La decisión de no permitir el ingreso de ganado chileno a pastar tiene lugar cuando San Juan está atravesando por una grave crisis hídrica, al punto que desde el Departamento de Hidráulica han advertido que no se puede seguir sacando agua de los diques porque estará en riesgo el consumo humano.

Una actividad con una larga historia

Las veranadas constituyen una actividad que viene desde hace muchos años, en la que los crianceros, sobre todo caprinos de la Cuarta Región de Chile, cruzan a territorio argentino, en el caso de la provincia a los Altos Valles de Calingasta, para que sus animales pasten en temporada estival en la cordillera argentina.

Esta práctica la realizan los crianceros desde hace más de 300 años. Las veranadas que se desarrollan en estas praderas alimentan una gran cantidad de ganado, principalmente caprinos, en temporada estival, cuando en los sectores costeros y de media montaña de la región de Coquimbo cesa la productividad de las praderas naturales.

La actividad quedó regulada a partir del 2014. Incluye el pago de un canon por cabeza de ganado que ingresa a los valles calingastinos y bajo la supervisión de efectivos de la Gendarmería Nacional y con el control del Senasa.