Desahogo. Ignacio Fernández, Javier Pinola, Enzo Pérez, Nicolás de la Cruz, entre otros, deliran por el pasaje a una nueva final de la Copa Libertadores en la propia Bombonera. River va por una nueva corona continental y de la mano de Marcelo Gallardo otra vez dejó afuera al eterno rival.

2014, 2015, 2018 y anoche. Cuatro series mano a mano siempre con el mismo vencedor: River. Con Marcelo Gallardo como el capitán de las alegrías contemporáneas más importantes para la Banda ante el eterno rival. Para dar vuelta una paternidad que en la década pasada fue apabullante cuando los primos dominaron el continente y hasta el mundo. Ahora es tiempo de que festejen en Núñez y gran parte del país. Es el momento para que el actual campeón de América vaya por el bicampeonato el próximo mes en la final única de esta edición de la Copa Libertadores.

El Millonario saboreó anoche el sabor de irse de la Bombonera con una sonrisa dibujada. Dejando atrás ese karma que eran las semifinales por este certamen ante equipos argentinos cuando en las anteriores tres ocasiones siempre fue eliminado. Sin jugar a lo que sabe y puede, al equipo de Napoleón le alcanzó esta ocasión con el overol.

Con aguantar ese vendaval de entrega que fue el equipo de Gustavo Alfaro que se quedó en la puerta de mandar todo a los penales con el 1-0 de Jan Hurtado. Para el xeneize, el saber que la llave la perdió en la ida cuando en una mala noche quedó demasiado expuesto para la revancha, sabiendo que ante River era muy difícil sacarle dos tantos de diferencia.

"Estamos lejos de sentirnos con la serie ganada", avisó Gallardo al pisar la Bombonera. El DT sabía muy bien que los 90" que restaban no serían un camino de rosas. Lejos estuvo de serlo y más aún cuando Hurtado a los 36" del complemento puso el suspenso más latente que nunca con su alarido. Pero River, como los campeones de boxeo que no tienen su mejor actuación, supo aguantar el encuentro recostado "en las cuerdas". Dejó venir a un desesperado Boca apuntando a una contra que jamás llegó.

Suspenso. Es lo que generó el delantero de Boca, Jan Hurtado, con su gol a los 36’ del complemento. Al xeneize no le alcanzó con el 1-0.


Los nervios del final le dieron luego rienda suelta al festejo de los jugadores, cuerpo técnico y ayudantes de la Banda. No era para menos, otra proeza del club de Núñez se había concretado pese a la caída en la revancha.

Esta nueva final de River en la Libertadores con Gallardo como entrenador es la muestra de un proceso largo que comenzó hace cinco años y ahora disfruta de los frutos anhelados. No es casualidad. Es el mejor equipo del país y en los mano a mano supo casi siempre prevalecer. Hay mucho de lo futbolístico y otro tanto de mentalidad ganadora. Es el combo que hace falta para llegar siempre más lejos que el resto. La pobre versión de anoche no opaca lo que viene realizando en la última media década.

El próximo mes tendrá la chance de buscar su quinta corona de la Libertadores. Esa será otra historia. Ahora es el momento como dijo Enzo Pérez de disfrutar dejar afuera a Boca una vez más. El pueblo "millonario" tiene con qué seguir soñando y pensar que volver al Mundial de Clubes está al alcance de la mano.

Un River de overol le alcanzó para dejar afuera otra vez a Boca, pese a la caída 0-1 anoche en la colmada Bombonera.