Por segunda vez desde que quedó en la mira de una investigación penal, la odontóloga, María Romina Pellice, recurrió ante la Corte de Justicia para pedir su absolución, ‘lisa y llana’, luego de que la jueza, Carolina Parra, la condenara por el delito de lesiones culposas, por sacarle 10 dientes de más (en total le extrajo 12) a un niño cuando tenía 5 años, el 14 de setiembre de 2017. En febrero del año pasado, el máximo tribunal de justicia provincial había anulado el primer juicio, en el que también resultó condenada junto a su colega María Gabriela Puigdengolas. Sin embargo, al comenzar el segundo juicio, Fiscalía pidió la absolución de Puigdengolas, por considerar que en este caso, la principal y única responsable era Pellice.
A través de sus defensores, Fernando Castro e Ivana Salas, Pellice atacó duramente el fallo de la jueza Parra, quien había considerado probado que de la prueba ventilada en el juicio se probó que de las 12 piezas extraídas, 6 podían ser tratadas y 4 estaban sanas. Además, la magistrada consideró que el niño no había sido sometido a un tratamiento psicológico para entender la dimensión se semejante operación, que sus padres no prestaron el consentimiento informado para el acto quirúrgico y que nunca se probó que la salud y la vida del niño estuvieran en riesgo para que tomara una decisión que dejó al menor con problemas físicos y psicológicos durante mucho tiempo.
‘Surge evidente que el sentenciante encaró la reconstrucción histórica del hecho supliendo la ausencia de pruebas con su propio conocimiento, transformándose en un órgano probatorio (un perito médico en odontología y psicología) violando la publicidad y el contradictorio en la producción de la prueba, afectando severamente las garantías constitucionales de debido proceso, defensa en juicio, inocencia, in dubio pro reo y, fundamentalmente, el de juez imparcial’, afirman los defensores en su reclamo, que ahora será analizado por la Corte de Justicia.
Según los defensores, la madre del chico estuvo todo el tiempo al tanto de que le harían múltiples extracciones y eso lo prueban los chats con la odontóloga. Criticaron que la jueza se hubiera basado en los dichos de la madre del chico y en un odontograma confeccionado por un médico (no por un odontólogo) para condenar a su clienta. Y remarcaron que se trató de una operación lícita, que no provocó daños físicos ni psicológicos.

