La facilidad con la que los dispositivos tecnológicos han ingresado en los hogares no está dejando ver el impacto que tiene su uso no sólo en los adultos sino especialmente en niños. Es usual ver a chicos de corta edad entretenidos con una tablet en cualquier ámbito o con los teléfonos móviles que los padres les ceden con el propósito de mantenerlos calmos en cualquier lugar.


Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) los niños no deberían estar expuestos a las pantallas antes de los dos años. De la misma forma Unicef y una plataforma de expertos creada recientemente han dado el toque de alerta al señalar que urge ser conscientes y poner límites en el uso de las pantallas porque de ello depende el desarrollo cognitivo y emocional de los niños.


Más de 60 entidades relacionadas con la infancia de todo el mundo (asociaciones de familias, pediatras, médicos, psicólogos, pedagogos, logopedas, educadores, y trabajadores sociales) han hecho público un documento con siete propuestas al tiempo en que se ha pedido fomentar un uso proporcionado de la tecnología para favorecer un crecimiento saludable en los niños.


En las guarderías y escuelas infantiles ya hay niños que manifiestan signos de afectación agravados por la pandemia. Retrasos en el lenguaje, falta de atención, baja frustración, irritabilidad, dificultad para relacionarse y establecer vínculos, son algunos de los signos.


No se conocen aún los efectos de la hiperestimulación o la adicción comportamental en niños tan pequeños. El fenómeno es tan nuevo que, desde las escuelas infantiles ven niños que utilizan habitualmente dispositivos que se muestran irritados, se quejan o lloran como expresión natural a un malestar. Estos son síntomas que debieran preocuparnos ya que el tema debería vigilarse en los controles pediátricos.


Entre las medidas sugeridas para evitar este fenómeno se señala la necesidad de potenciar la investigación en las universidades de nuestro entorno para generar evidencias sobre los efectos nocivos de la sobreexposición y las consecuencias a largo plazo del uso de pantallas. También promover una mayor concientización social para dejar de normalizar el uso de las pantallas en niños antes de los 3 años; mejorar la regulación en la clasificación de contenidos de tipo audiovisual, a los primeros estadios de desarrollo de los niños; sensibilizar a la sociedad sobre las necesidades de los primeros años de vida y de cómo satisfacerlas a fin de que los pequeños puedan crecer de forma sana y equilibrada, desarrollando al máximo sus potencialidades. En un contexto social y familiar de uso masivo de dispositivos ahora se está en proceso de retirarlos y de fomentar las actividades lúdicas y manipulativas. También se está recomendando a las familias que no faciliten ni teléfonos ni tabletas en ningún momento del día y limiten el consumo de la televisión. El objetivo final es que los padres tomen conciencia de que es una buena medida de prevención de la adicción de pantallas.