El 25 de Mayo es una de las fechas más significativas de nuestro calendario patriótico, porque cada año nos trae a colación los ideales motivadores de la gesta emancipadora, que nos abrió las puertas para constituirnos en una nueva nación libre y soberana. A 208 años de ese acontecimiento puntual en la historia de nuestra Nación, el país se debate en medio de discrepancias que no le permiten avanzar hacia un futuro promisorio. Es como si el tiempo transcurrido no hubiese servido para que nuestra dirigencia aprenda que lo principios de los hombre de Mayo siguen siendo la base que forjó a nuestro Estado.


Hoy más que nunca, emulando la patriótica gesta de 1810, cada sector de la vida nacional, sin excepciones, debe dejar de lado sus intereses particulares y corporativos, para dar lugar al surgimiento de una nueva argentina. Sin egoísmos y sin temor a que el rédito será cosechado por unos pocos, los dirigentes y el pueblo en general deben abocarse a colaborar con nuestro país, que ha caído en lo más profundo de una crisis no solo económica y financiera, sino también de valores morales que son tan o más importante para poner de pie a una nación.


El espíritu de Mayo debería brotar por todos los poros, especialmente de aquellas personas que tienen el privilegio y la responsabilidad de conducir los destinos de este hermoso país. Sólo basta imaginar el entusiasmo y la visión de quienes promovieron la histórica revolución, para comprender que el mayor incentivo que los movía era el de contar con su nación libre y soberana. Es un hecho que no todos coincidieron con la metodología para llegar a ese objetivo, por lo que hubo postergaciones y renunciamientos. Pero el fin se alcanzó y eso es lo que se debería tener en cuenta en este presente, en que nadie quiere ceder posiciones ni privilegios.


Estamos en una etapa en la que todos podemos ser protagonistas de un nuevo despertar del sentimiento patrio. No siempre se tiene esa posibilidad, por lo que hay que aprovecharla. Para esto debemos tener en cuenta que la Patria se hace trabajando, estudiando, desechando la corrupción, la inseguridad y contribuyendo a que todos tengan la chance de crecer por sus propios méritos. En síntesis, haciendo que los valores patrióticos renazcan en un país que los necesita como en aquel Mayo de 1810.