La bebidas energizantes sin alcohol irrumpieron hace años en un mercado donde rápidamente se las asoció con las bebidas alcohólicas. Los más jóvenes, principalmente, decían que mediante la ingesta de esta mezcla se sentían más activos y livianos y es por eso que se fue popularizando a tal punto que en la actualidad no se concibe una fiesta o reunión sin su consumo a pesar de que están contraindicadas para menores de 18 años. Su venta ha crecido considerablemente a nivel mundial y se la considera como uno de los males de nuestro tiempo, junto a otros peligrosos hábitos y adicciones.


La cara más dramática del consumo de bebidas energizantes con alcohol se observan periódicamente en las guardias hospitalarias a donde llegan cientos de adolescentes y jóvenes que han adoptado el consumo de esta mezcla como algo habitual, que los identifica y que les confiere cierto nivel. El coma alcohólico es muy común ya que una de las características que tiene la mezcla de energizantes con alcohol es que la primera de las bebidas enmascara los efectos de la segunda y los retrasa. Cuando comienzan a manifestarse los síntomas, muchas veces es demasiado tarde y es cuando el afectado cae en un estado que es difícil de recuperar.


De los pacientes que llegan al hospital no son muchos los que lo hacen sólo por consumir bebidas alcohólicas, la mayoría lo hace por su combinación con bebidas energizantes, con psicofármacos y también con cocaína.


Mientras que con el alcohol los síntomas se van presentando paulatinamente, cuando hay mezclas con energizantes no se ve esa secuencia, y cundo se llega a los 4 gramos de alcohol por litro de sangre, el cerebro se desconecta y se produce el coma alcohólico. Generalmente los chicos toman en forma desmedida esa mezcla y no se dan cuenta del grado de ebriedad al que se exponen. Esto se debe a la cafeína, la taurina y otros ingredientes presentes en los energizantes.


Las últimas investigaciones de los efectos de la mezcla han dado como resultado la reducción de la coordinación neuromuscular, con daños en el metabolismo de las neuronas de la corteza cerebral de 24 a 26 horas, algo que interfiere en el manejo de vehículos o maquinarias.


Con la máscara de ser bebidas sin alcohol, la venta de energizantes ha alcanzado niveles siderales. De un poco más de 35 mil millones de pesos que se facturaron a nivel mundial en 2013, se prevé que para el 2021 se alcanzarán los 60 mil millones, con el consiguiente agravamiento de un problema que se presenta complicado en cuanto a su resolución.