El Día Internacional de la Mujer es siempre la ocasión apropiada para evaluar las reivindicaciones que este sector va alcanzando progresivamente, a medida que pasa el tiempo y dentro de un proceso que todavía no ha concluido, porque hay derechos que todavía faltan consolidar dentro de un panorama que, al menos en nuestro país, se muestra promisorio.


La mujer de este siglo, particularmente la de nuestro país y del mundo occidental, se caracteriza por las libertades que ostenta y por el espíritu de lucha por continuar sumando reivindicaciones, que cada vez la acercan más a un estado ideal de igualdad con el género opuesto.


Desde hace ya mucho tiempo, las féminas no tienen inconvenientes en elegir qué estudiar, decidir si viven solas o en pareja, o tener hijos, entre otras decisiones que en la primera mitad del siglo pasado eran impensadas.


Es un hecho que las mujeres actuales viven mejor y más emancipadas, pero se considera que todavía no se puede hablar de una igualdad real con el hombre, en relación a que suelen presentarse algunas situaciones en que la diferencia de género se pone de manifiesto en su perjuicio. Se sigue considerando que la actual estructura familiar, de característica predominantemente patriarcal, coloca a la mujer en un segundo plano, ya que por tradición el hombre tiene que salir a trabajar y la mujer se tiene que quedar en su casa realizando tareas hogareñas y cuidando a los hijos. Este esquema tiene variantes que cada vez se están haciendo más notorias, y que son las que hacen posible que haya hogares donde la mujer está teniendo cada vez mayor protagonismo.


Entre los avances más notables que han experimentado las mujeres en las últimas décadas está el de haber ganado espacio en materia de independencia económica y respeto profesional, esto último gracias a su dedicación al estudio en distintas áreas. Pero, como todo lo que consiguen las mujeres lo hacen con mucho esfuerzo, esos avances han incidido negativamente en su calidad de vida al resignar parte de su tiempo libre y adquirir un estrés producto de la presión social que las lleva a querer destacarse en cada tarea que realizan.


El proceso de reivindicación iniciado hace ya bastante tiempo, todavía no logra completarse, y no se sabe cuánto tiempo más demandará. En tanto las mujeres seguirán su derrotero en busca de alcanzar un objetivo que fue fijado hace mucho: lograr la igualdad de género en su anhelo de no ser menos que los hombres, como históricamente se las consideró.