Como ya es costumbre, el primer viernes de agosto se festeja el Día Internacional de la Cerveza. La celebración nació en el 2007 en Santa Cruz, California, cuando un grupo de estadounidenses quería dedicarle un día y los festejos. Solo bastó con una birra en mano y una iniciativa porque sí. Desde su creación, pasó de ser un pequeño evento localizado en el oeste de Estados Unidos a una celebración mundial que abarca 207 ciudades, 50 países y 6 continentes.

 

Bajo el festivo contexto,  Alejandro Berlingeri, director ejecutivo de Cerveceros Argentinos, informó que en nuestro país se venden 1.600 millones de litros al año. Con un consumo per capita de 41 litros anuales.

 

“Comparado con otros países de la región donde el consumo per capita es de 60 litros, Argentina tiene mucho potencial y el objetivo es seguir generando nuevas ocasiones de consumo responsable para disfrutar de esta bebida realizada con ingredientes naturales y de bajo contenido alcohólico”, comentó Berlingeri. La cerveza es una bebida alcohólica, no destilada, de sabor amargo que se fabrica con granos de cebada germinados u otros cereales cuyo almidón es fermentado en agua con levadura y frecuentemente aromatizado con lúpulo, entre otras plantas.

 

De ella se conocen múltiples variantes con una amplia gama de matices debidos a las diferentes formas de elaboración y a los ingredientes utilizados. Generalmente presenta un color ambarino con tonos que van del amarillo oro al negro pasando por los marrones rojizos.

 

 

 

 

Existe una cerveza para cada tipo de comida. Si pensamos en carne de vaca, las IPA -cuyo día se festejó ayer- y las Pale Ale son las indicadas. El pollo marida a la perfección con cervezas tipo Bock o las Amber Ale. El cerdo, con las Porter y las Lambic y el chocolate, con las Stout, sostienen desde Cerveceros Argentinos, una asociación civil.

 

Para cocinar, se puede incorporar líquida o en granos. Líquida, como parte de la salsa de un pollo a la cerveza o en la masa del volcán de dulce de leche. En granos, si se utiliza a la cebada, cereal principal de esta bebida que aporta potasio, calcio, fósforo y magnesio, y aporta vitaminas A, B, C y E.

 

Uno de los mitos más extendidos es que tomar cerveza saca panza. Esto no sería tan así. El consumo moderado de cerveza aporta un muy bajo valor calórico: 45 calorías cada 100 ml. Los ingredientes naturales se cosechan todos en suelo argentino. La cebada se siembra principalmente en la provincia de Buenos Aires y el lúpulo en Río Negro. Al año, se producen 4.5 millones de toneladas de cebada, 840.000 toneladas de malta y 300 toneladas de lúpulo. Como dato destacable, la Argentina es uno de los pocos países que producen su propio lúpulo en el mundo.

 

“Después de trabajar, en una reunión con amigos o en un asado familiar la cerveza es una innegable parte de nuestra vida y lo seguirá siendo”, dijo Berlingeri.