El fútbol infantil sirve para iniciar a los más chicos en el deporte, pero también –y sobre todo– para inculcar y promover valores. Muestra de eso fue lo que ocurrió este fin de semana en la provincia de Córdoba, en el marco de la final de un tradicional torneo.

 

Uriel Cuitiño tiene 11 años y es el arquero titular de Colonia Caroya, conjunto que ganó la zona interior del certamen. En la final, a su equipo le tocó enfrentarse con el colegio Espíritu Santo, que se impuso en la capital.

 

El pequeño había sido una de las figuras de Colonia Caroya en el camino hacia la gran final. Sin embargo, en la previa del gran encuentro decisivo le comunicó a su entrenador que había sentido un tirón en una de sus piernas, por lo que no estaba en condiciones de atajar. Es por eso que el encargado de cuidar el arco fue Joaquín Maccio, habitualmente suplente.

 

Una vez terminado el partido se supo la verdad: Uriel no estaba lesionado. Mintió para que su compañero pudiera atajar en la final.

 

Yo en verdad no estaba lesionado. Pero como Joaquín no había atajado en la otra final y jugó poco en el torneo, yo quería que él pudiera jugarla. Por eso le dije al profe que estaba mal, pero en realidad estaba bien”, dijo el arquero de 11 años en una nota publicada por el sitio Mundo D de Córdoba.