Entrega. Abel Pintos se reencontró con el público de San Juan, en un concierto con mucha adrenalina. 

Alegría, carisma, buena energía. Todo eso exuda Abel Pintos cuando sale a escena y su paso por San Juan no fue la excepción. De vuelta en la provincia con su gira "La familia festeja fuerte" anoche el bahiense hizo bailar y saltar a un Estadio Aldo Cantoni colmado. 


Minutos antes de las 22, "la familia abelera" le hizo honor el título del tour y la fiesta se desató. Rayo de luz y Revolución sirvieron para levantar la platea en segundos, mientras centenares de papelitos y serpentinas volaban por el aire, en lo que parecía más un final que un comienzo. Fue, sin dudas, un shock de adrenalina para comenzar muy arriba, con el público cantando todo.

De remera negra con brillos en el cuello, pantalón rojo y zapatillas, Abel comenzó a entregar las primeras canciones de un espectáculo estimado en tres horas de duración. Salta, baila y se contornea. Es un alma libre sobre las tablas, dueño de su música, capaz también de sortear los problemas con esa sonrisa imperturbable. "Cómo será la energía que tiene San Juan que hizo saltar las luces", lanzó ante la sorpresa del público, que casi pasa por alto que su ídolo seguía cantando a oscuras. Falló un generador y mientras los técnicos corrían de un lado al otro, el artista, sin divismos, se echó el bache al hombro, se quedó y conversó con la gente. Las Abelitas, encantadas.

Colmado. No faltaron los trapos y los clubes de fans, para un concierto a sala llena. Abel mostró su emoción. 

Tras la primera enérgica media hora, se quitó los lentes, se secó la cara y miró al público con sincera gratitud. "Hace mucho que no venía, uno se hace muchas preguntas, pero quedan sin sentido cuando salgo al escenario y siento el amor de tantos años", comenzó diciendo. "Seguro que mañana se tienen que levantar temprano (...) voy a decirlo con respeto: lo siento mucho por ustedes, pero este concierto es muy largo", lanzó y la platea vibró de emoción. "Si alguien se tiene que ir no hay rencores", dijo luego el músico dispuesto a entregar todo. Al cierre de esta edición, aún había mucho por cantar, mucho por compartir en familia, como Abel considera a su público. Un encuentro que no por multitudinario fue menos cálido.

Fotos: Marcos Urisa