Bake Off está inmerso en un escándalo pocas veces vistos en los realitys de la Argentina. Es que el descubrimiento de que Samanta, una de las participantes, no es una pastelera amateur, generó controversia no solo en los fanáticos del show. Es que también los demás participantes se molestaron al enterarse de esta situación que desconocían cuando el programa fue grabado hace algunos meses atrás.

Lo cierto es que esta llamativa polémica tomó un nuevo ribete esta semana cuando se conoció que Samanta fue acusada de homicidio culposo hace tres años atrás. Esta serie de situaciones negativas con la participante que es finalista del show conducido por Paula Chaves provocó que las autoridades de Telefé evalúen tomar medidas drásticas.

Samanta Casais, en el ojo de la tormenta

Así lo manifestó Marina Calabró, quien en ‘Lanata Sin Filtro’ dio a conocer esta situación. “Hay preocupación en la productora Turner y Telefe después que se supiera que Samanta no es amateur. No está descartado que se regrabe la final”, aseguró la periodista. De esta manera, se podría volver a realizar la final entre Samanta, Agustina y Damián, quienes alcanzaron esta instancia.

Por otro lado, Marina Calabró también reveló que el canal no llevaría a cabo otro de sus proyectos pensados para este momento. “Para la final tenían previsto grabar algunas entrevistas con los finalistas, para insertar en los momentos previos a la gran final”, sostuvo la conductora de ‘Confrontados’ que dejó abierta la posibilidad de realizar estas entrevistas.

Por último, la colaboradora de Jorge Lanata dejó un fuerte interrogante de cara al futuro. “Lo que están evaluando en Turner es qué hacemos con esto. La pregunta que se hacen en redes y los participantes es si la productora sabía que Samanta no era una pastelera amateur”, cerró Marina Calabró sobre la polémica instalada con ‘Bake Off’.

¿Qué pasó con la acusación de homicidio culposo contra Samanta?

Samanta Marianela Casais, como finalista del programa “Bake Off”, enfrentó en los últimos días lo que más puede incomodar a una nueva celebridad en ascenso: que le recuerden episodios del pasado que puedan afectar su presente.

Dijeron, para empezar, que no era una pastelera amateur, sino una profesional. Era cierto: sus registros previsionales mostraban al menos diez años de empleo en varios caterings o restaurants como el Café San Juan en San Telmo.

También le recordaron que fue acusada de homicidio culposo por la muerte de Edmundo Olguín, un jubilado de 74 años, en un accidente de tránsito ocurrido el 16 de noviembre de 2017 por la tarde en el kilómetro 1.5 de la General Paz. Ese día, en un Volkswagen Fox prestado, Samanta repartía sus tortas. Olguín impactó de lleno contra el Fox cuando iba a bordo de su moto Zanella. Fue trasladado al hospital Santojanni, donde murió en enero, dos meses después.

La hija de Olguín tomó la palabra y recordó el expediente en varios medios. Se difundieron fotos policiales e incluso las tomas del accidente en la autopista a plena luz del día. Sin embargo, se desconoce hasta ahora el cierre oficial de la historia.

El caso, investigado por el Juzgado N°9 del doctor Martín Peluso con el secretario Diego Villanueva, todavía se recuerda en los Tribunales de la calle Talcahuano, una suerte de expediente testigo de la muerte vial. Hoy, el caso está casi cerrado: el 3 de octubre de 2018, tras un pedido de la defensa particular de la pastelera, el magistrado firmó la suspensión del juicio a prueba de Samanta por el período de dos años, según la resolución a la que accedió Infobae en forma completa.

En su decisión, el juez le ordenó a la pastelera fijar un domicilio, someterse al control de la Dirección de Control y Asistencia de Ejecución Penal, abstenerse de conducir hasta completar un curso de educación al volante y realizar trabajos en Cáritas. La decisión, por otra parte, reconstruye qué pasó ese día, y la paradoja que el accidente implicó.

Según la causa, Samanta iba al volante esa tarde. En el medio de su trayecto, pinchó una rueda y llegó hasta la banquina. Se dispuso a tomar las medidas de seguridad, balizas y demás. No los tenía: el auto que le prestó su amiga no venía con los implementos necesarios para un accidente. La pregunta fue simple: ¿acaso Samanta era responsable por no tener elementos de seguridad en un auto prestado de emergencia?

Lorena Olguín, hija de la víctima, aseguró días atrás: “Samanta es la persona que conducía el vehículo cuando mi papá tuvo un siniestro en su moto. Tuvimos varios problemas porque ella dijo que fue mi papá el que se la llevó puesta, pero en las grabaciones y fotos de la autopista 25 de Mayo se ve que ella amagó con salir con el auto justo cuando venía mi papá y ella se lo come en una curva a unos 500 metros de la cancha de Vélez. Ella se cruzó del cuarto carril a la banquina porque reventó una cubierta”

Sin embargo, según el juez, el jubilado iba “por la banquina (es decir, por un lugar indebido ya que no está habilitado para la circulación)” y “embistió la parte izquierda del mencionado automóvil”.

En ese momento, según la Justicia, Samanta no estaba en el vehículo.

Hubo un ofrecimiento económico: los hijos del jubilado dijeron que “no se trataba de una cuestión económica” y que era “una suma absurda”, que necesitaban tiempo para pensar. Una empresa de seguros entró en juego. “Por lo demás, no puedo dejar de advertir que los herederos del damnificado han mostrado su disconformidad para la concesión del instituto. Así lo han dejado en claro al momento de desarrollarse la primera audiencia, más luego, su disconformidad estuvo centrada en garantizar un eventual reclamo indemnizatorio”, escribió finalmente el juez.

El novio de Samanta, que estaba en el auto con muletas y una bota plástica tras una lesión, fue sobreseído.