Referente. La consagrada primera campeona de malambo femenino será el modelo al que apuntarán las zapateadoras locales.

Por primera vez, San Juan formará una delegación que concursará del 1er Campeonato Nacional del Malambo Femenino, que nuevamente se realizará en Carlos Paz, el 12, 13 y 14 de octubre de 2019. Si bien, como antecedente, podrían existir algunos registros aislados; en esta oportunidad, la provincia viajará al certamen con un conjunto de embajadoras que se medirán con representantes de todo el país por el trofeo de campeona argentina y el premio en efectivo, en el Complejo Malambo (Arturo Illia 626).

La inquietud nació en octubre pasado en la ciudad mediterránea en la que, desde hace años, se elige al mejor malambista masculino del país. Fue a instancia de los profesores cordobeses José Luis Baez e Ivana Carrasco, debido a la creciente incorporación de chicas a esta danza folclórica que surgió entre los varones. Ambos se plantearon la necesidad de dar su merecido espacio y abrir la puerta a las mujeres que deseaban demostrar sus destrezas en este ámbito varonil por excelencia.

Después de los buenos resultados obtenidos en la pasada edición en la que la gran ganadora fue la tucumana Maira Mansilla y la mendocina Florencia Álvarez se consagró subcampeona; para el 2019, la organización dispuso que las provincias participaran con delegaciones propias.

Al frente del staff local, se designó a Pablo Carrizo, quien tomará las riendas de la convocatoria que invitará a malambistas sanjuaninas que deseen competir en el preselectivo para ganarse un lugar en el grupo que irá al torneo para alzarse con la copa.

"¡Aplaudo esta iniciativa! Mi idea en lo personal es que San Juan vaya a este evento con el Malambo de la Mujeres, acá no hay mucho movimiento por ser una provincia chica comparada con Buenos Aires o Córdoba donde ya hay elencos de zapateo. Acá, sí hay chicas que zapatean en los institutos en los que cursan la carrera de flamenco y folclore. Por eso, no sé, si habrá una gran presencia pero estoy seguro que habrá un número suficiente para completar la cantidad de rubros necesarios para llevar al festival", subrayó quien también se desempeña como delegado provincial de Cosquín y subdelegado de Laborde; y manifestó que, próximamente, se dará a conocer el reglamento para las bailarinas interesadas en ser parte de este acontecimiento.

"Históricamente, la mujer solía zapatear pero no hacía malambo, un ejemplo es lo que pasaba en los fortines de la región pampeana cuando se armaba alguna farra y las chicas bailaban entre ellas, además, no todo el gauchaje tiene habilidad para malambear. El malambo recién empieza a ser ejecutado por mujeres con la llegada de los certámenes nacionales en los últimos 20 años y merecía tener su campeonato", agregó el también coreógrafo.

En la contienda, las bailarinas podrán combatir en las divisiones menor (hasta 13 años de edad), juvenil (de 14 a 19 años) y mayor (desde los 20 en adelante) en las formas norteña o sureña y en los rubros: aspirante, solista, dúo y conjunto.

"El malambo femenino es una expresión nueva. En la actualidad, la mujer lo hace tan bien que la única diferencia es el sexo de quien lo baila. En esta creación, ellas tienen igualdad de fuerza, de actitud y de capacidad para elaborar mudanzas", subrayó Carrizo, con sus expectativas puestas en las artistas de San Juan.

Si bien, la vedette del encuentro será la disputa de malambo femenino, también se llevará a cabo, pero sin premiación, duelos de malambo masculino y danzas folclóricas en general.


>> El origen de un arte de hombres


El Malambo nació cerca del 1600 en las soledades pampeanas. Se baila en todas las regiones, aunque se diferencian dos estilos: el norteño -tiene una música más ágil y un rasguido diferente de guitarra- y el sureño -algo más lento-; aunque en ambos, los hombres compiten en grandes duelos de "habilidad gaucha".

Dentro de los bailes folclóricos, es una excepción porque carece de letra; sólo tiene el acompañamiento de un bombo legüero y las guitarras.

Una serie de movimientos combinados recibe el nombre de "mudanza" o "zapateo" y la conjunción de estos constituye al malambo en sí.

Cada una de las combinaciones de movimientos básicos es única y depende de la originalidad del gaucho que lo ejecute. Puede variar el orden, la posición, la coordinación con la música y la postura del cuerpo.

No hay reglas para realizar zapateos, estos separan unos de otros mediante un golpe de pies llamado "repique" que contiene un sonido rápido; y, además, se realizan con ida y vuelta -es decir que, cuando termina uno, debe repetirse con un pie distinto a la primera vez-.

En la región pampeana, los gauchos solían atarse un facón en cada pierna y en tanto hacían los movimientos producían golpes con ellos; también bailaban en un cuadro o entre cuatro velas con la finalidad de no apagarlas o derribarlas; o clavando sus cuchillos en el suelo con media hoja afuera para zapatear a su alrededor.