"Aquí llegó Balá (Balá, Balá). El show va a comenzar (ya llegó, ya llegó). Les traigo lo mejor (Balá, Balá) de mi repertorio"... La canción resonó en la mente de casi todo el mundo ayer, cuando se conoció la triste noticia del fallecimiento a los 97 años del humorista, actor, músico y presentador, que durante 50 años se dedicó al show infantil. Balá se encontraba internado en el Sanatorio Güemes a donde llegó el jueves descompensado. La primera en confirmar la noticia fue su nieta, Laura Gelfi, "estamos devastados pero unidos y así se fue él, con la familia unida y mucho amor", dijo la joven de 26 años, que es pastelera y chef. 


Había nacido el 13 de agosto de 1925 como Carlos Salim Balaá Boglich, por su origen croata y libanés, muy joven optó por usar Balá como apellido y aunque era tímido, la radio fue su trampolín para comenzar a entretener. Su carrera comenzó a despegar en 1960 contratado por Canal Trece y en poco tiempo se convirtió en un ídolo familiar.


San Juan no quedó fuera de esa tendencia y por eso su presencia en la provincia nunca pasaba desapercibida. El artista estuvo algunas veces aquí y la más recordada fue cuando participó de un multitudinario festejo del Día del Niño en el Estadio Cubierto Aldo Cantoni, el 15 de agosto de 1994. La gente había hecho largas filas para entrar al complejo deportivo en el Parque de Mayo, y ser parte de la gran celebración que fue conocida en esa época como "el chocolate más grande del mundo", al que asistieron unas 10 mil personas y tuvo a DIARIO DE CUYO como uno de los auspiciantes. Hubo otros artistas que amenizaron la jornada, pero Balá era el plato fuerte. 


"No me olvido la vez que fui a San Juan, estuve en un lugar enorme, con muchas personas y miles de chicos, es uno de los tesoros que tengo", refirió el artista durante una entrevista que concedió a este medio en 2015, a propósito de su cumpleaños número 90. 


La crónica de la época daba cuenta de su química con el público sanjuanino, frente a quienes desplegó sus mayores éxitos y frases, entablando una cálida relación con la platea y dejando en claro sus décadas de oficio.


Balá fue una figura indiscutida del entretenimiento familiar que creció a lo largo del tiempo gracias a su inserción en televisión. 


Desde "El soldado Balá" en adelante, Carlitos consiguió sostener una carrera al aire durante la década de los '60 y '70; también participó en dieciocho películas del género de la comedia familiar, como Canuto Cañete y los 40 ladrones, ¡Esto es alegría!, El tío Disparate. En 1979 fue contratado para protagonizar El show de Carlitos Balá, de Enrique Acosta, trabajando en el intervenido canal estatal, ATC. En 1987, Roberto Fontana lo contrató para participar en Sábados de la bondad. Luego, ese año, de nuevo en ATC regresó con El show de Carlitos Balá, con el que ganó un Martín Fierro como mejor programa infantil. Después se dedicó a recorrer el país con su circo. En 2009 recién sorprendió con una aparición especial en el programa de Julian Weich, y en teatro acompañó a Piñón Fijo ese mismo año; en 2011 se sumó a Laura "Panam" Franco como invitada a su espectáculo.

Gran sensación. Balá actuó ante más de 10 mil personas en el Estadio Aldo Cantoni en 1994. 



Crédito foto (Archivo DIARIO DE CUYO)



 

  • Un legado para sonreír

"¿Qué gusto tiene la sal?" preguntaba Carlitos Balá y la audiencia respondía sin dudar: "¡Salado!". Son decenas de frases y expresiones que el animador, actor y humorista instaló en el inconsciente colectivo del país durante su época de oro. Con su partida, salieron del arcón de los recuerdos consiguiendo el mismo efecto que antes. Incluso la anécdota de cómo surgió su más famoso latiguillo. Fue en 1969 mientras veraneaba en Mar del Plata que entabló una conversación con un niño que jugaba en la arena con agua. "¿Qué gusto tendrá el mar?" le preguntó desatando un intercambio desopilante, más consigo mismo que con el niño, que hizo que decidiera incluirlo en sus espectáculos. 


"Un gestito de idea" decía acompañándolo con una mano levantada, algo que se transformó en su marca personal. 


En sus rutinas brotaban sin pausa el "Ea-ea-ea pe-pé", "más rápido que un bombero", "Fabulósico", "¡Mirá cómo tiemblo!"o "Mamá ¿cuándo nos vamo?" impregnando el modo de hablar y de jugar de los niños y niñas que desde los '60 a esta parte lo vieron por televisión o en sus actuaciones en vivo. 


De esa picardía surgió el "sumbudrule" (colocar la mano simulando una araña en la cabeza o nuca de otra persona), el "Qué liiiindooo', inclinando su cabeza, el "Angueto quedate quieto" cuando paseaba su perro invisible; y el "Seriola, con techito por si llueve". Para expresar que todo estaba bien, decía que estaba "Un kilo y dos pancitos", cuando le pedían "Dígame..." la respuesta era "meeeee" (imitando el sonido de una oveja) y se reían haciendo "Zaza zazaza" en vez de sonar "Jajaja'.

Encabezó la cruzada para dejar los chupetes y mamaderas con su "Chupetómetro" y les hacía decir :"El chupete es..."y los niños respondían Feo".


También lanzaba el cantito "Tá-ta Ta-tá-ta" y la respuesta era "Ba-lá". Códigos simples, directos, que forman parte de los recuerdos más entrañables de al menos tres generaciones de argentinos, y que ayer se multiplicaron en las redes a modo de despedida, arrancando, una vez más, una sonrisa. 

BALÁ DIXIT


DIARIO DE CUYO entrevistó en dos oportunidades a Carlitos Balá, en 2002 y en 2015. A continuación algunos de los conceptos que el ídolo virtió en esas charlas. 

  • "El cariño y el amor de la gente. Los dibujos que me hacen los chicos. Las fotos que me traen para que se las firme. Mis amigos. Mi familia. Los buenos recuerdos. Eso es lo que me hace bien". 
  • "Mientras me contacte con el público, está todo bien. No creas que extraño mucho, porque para mí la televisión es muy trabajosa, porque me juego con todo. A mí me gusta que los chicos estén muy bien, por eso les pongo maestras jardineras para que no se aburran cuando cambio de personajes, gente lista para que limpie si se hacen caca o vomitan y no dejo que nadie fume... en todo esto estaba yo". 
  • "Me sentí indignado ante las autoridades de algunos canales. Creo que el año pasado llamé (2001) a ATC, pero me contestaron con la calesita; 'No está, No vino, todavía no llegó'. Me dijeron que en marzo se iba a definir la programación. Cuando volví me dijeron que estaba todo armado. ¿Ves qué irrespetuosos y maleducados? La bicicleta que se la hagan a otro"
  • "No pido un Rolls Royce, pero sí pido no hacer una rascada. Que no falle nada. No esto de que las cámaras están rotas y el micrófono no anda, (que se cuide el producto), hay que ser digno".
  • "Yo podría haber ganado muchísima plata, pero como soy un tipo tranquilo, cómodo... Podría haber conquistado mercados como México, Venezuela, Miami, pero no me preocupé por eso, porque estaba tranquilo en mi país e invertí aquí... Al lo mejor fue una desgracia". 
  • "Hay mucha envidia. A los que dicen eso (que está pasado de moda), les doy un vale para que con su familia vayan al circo, y vean cómo la gente me aplaude de pie y me dice 'volvé a la televisión, te extrañamos'". 
  • "No tuve nada que ver con el gobierno militar. A mí me contrataba Palito. Igual cuando llegó la democracia me levantaron el programa. Me dijeron que perdieron mi contrato. Pero no me quedé en casa. Hice un circo del cual vivíamos 15 familias y con el que pude recorrer el país". 
  • "No te imaginás todos los que se me acercan y me dicen que me mandaron el chupete. Una vez Martín Bossi, el imitador, me contó que fue con su papá, que lo alzó para que me entregara el chupete y yo le di un beso. Como él hay muchos, pero muchos de verdad".
  • "Todavía hay gente que me reclama que no me olvide de llamarle por teléfono para saludarlos por el cumpleaños. Y me siguen llevando cartas al teatro. No las tiro, tengo como cien biblioratos donde las guardo.Y también tengo mi agenda que miro a diario para recordar a quién tengo que felicitar". 
  • "Los chicos de hoy son muy distintos, antes eran más del chiste inocente. Ahora, al tener acceso a tantas cosas, son más rápidos, más despiertos, pero igual son chicos y tienen la misma inocencia y la misma necesidad de afecto".