Regresó a la pantalla como parte del festejo por los 30 años del canal y, buen rating mediante, terminó quedándose. Educando a Nina -protagonizada por Griselda Siciliani- volvió a acomodarse muy bien en una franja horaria muy competitiva y puso nuevamente en contacto con la teleplatea a varios de los artistas nacionales que debido a la pandemia, tuvieron que suspender grabaciones y giras. Juan Leyrado, quien tiene un destacado y simpático personaje como padre de "Mara", es uno de los que la gente volvió a recibir cada noche en su casa. Una rentrée que lo pone feliz en medio de este parate obligado que también frenó casi desde el vamos su gira teatral con Extra Virgen, pero que sin embargo se toma con bastante calma. 



 - ¿Cómo ve el regreso de Nina?


- Me parece importantísimo que se repita una tira nacional, primero porque evidentemente cuando hay algo nacional, la gente lo ve. Y fundamentalmente porque hay muchos actores y actrices que en este momento no cobramos, y si bien no es un contrato sino un porcentaje, ayuda. Y me hace muy feliz porque lo he pasado tan bien en esa tira ¡nos hemos divertido tanto! Fue maravilloso trabajar con esos actores y actrices, como Griselda Siciliani que está extraordinariamente bien...


- ¿La veía cuando estrenó?


- Era complicado porque trabajaba todo el día y llegaba tarde, pero ahora que estamos en esta cuarentena la estoy siguiendo, sí...


- Y cuatro años después, ¿está conforme, corregiría algo?


- Yo soy exigente cuando trabajo, soy bastante exigente; pero cuando me siento a mirar me pongo en espectador, trato de engancharme con la historia y no pienso si pudiera haber hecho esto de una u otra forma...


- Qué bueno poder despegarse y disfrutarlo...


- Sí, trato siempre de hacer eso. Soy actor pero el tema es si uno está conforme con uno, con el camino, más que con el resultado. Y así tomar conciencia para la próxima vez...


- Dice que ahora en cuarentena puede ver más tele. ¿Cómo se lleva con el encierro?


- Con estar adentro de mi casa me llevo bien. Tengo cosas para hacer, las hago y el hecho de estar impedido de salir no me preocupa demasiado, es lo que hay que hacer, es la mejor vacuna contra esta cosa tan terrible ¿no? Lo que sí hay es una angustia en un plano general, es preocupante, es algo desconocido y que nos hace tener muchísimo cuidado por nosotros y por los demás; pero creo que los más complicados son los jóvenes, porque necesitan mucho el afuera, del contacto con los otros para proyectarse, para armar a esas personas que van siendo... En todo caso los más grandes ya tenemos una forma adquirida, bien o mal, que se puede ir mejorando desde adentro.


- ¿Y no poder grabar ni hacer teatro lo angustia?


- A ver, extraño, sí, ahora teníamos una gira con Extra virgen, teníamos todo el año programado con otras cosas también, y no las puedo hacer; y es raro porque esto es lo que uno eligió, este lugar de encuentro que es esta profesión, el teatro sobre todo, y que es el que llevará más tiempo en abrirse... Eso lo sufro y me preocupa, pero estoy muy aferrado a esto de obedecer las normas para no complicarlo por lo menos. 


- Ante estas carencias, ¿la pintura es su refugio?


- Es algo que he hecho siempre y a lo que no le dedicaba más tiempo por esto del trabajo, de estar afuera muchas horas, de viajar... Y bueno, el hecho de estar encerrado sí me hace meterme más con escribir, con pintar... Son cosas relacionadas con el adentro, nada pensado de antemano, lo que va surgiendo...


- ¿Nunca expuso?


- No, pinto para mí, por ahora al menos, qué sé yo, no me nace hacer una exposición...


- ¿Lo inquieta exponerse en esa faceta?


- No, porque que yo le tengo mucho respeto a la gente que pinta, no me considero un artista plástico, me considero una persona que pone afuera cosas que tiene adentro, en este caso pintando. Con la actuación soy profesional y me rigen otras cosas, pero acá es una expresión mía, porque si bien he estudiado pintura y me gusta mucho ver pinturas, no me considero un artista pictórico. Tengo algunos elementos técnicos que uso, pero no soy un artista plástico.


- ¿Qué es la pintura para usted?


- A veces consciente, a veces no, me sirve para conocerme...


- ¿Un viaje personal?


- Sí y una conexión con lo infantil que uno tiene, con esa cosa extraordinaria que de grandes podemos llegar a perder, que es el juego. Es algo que a mí siempre me llamó la atención esto de tener que dejar a ese niño, a mí nunca me interesó desprenderme de él, sino que ese niño siga atento a ayudar a la persona que va creciendo.


- ¿El Juan de hoy le dice algo a ese niño?


- Más bien es qué me dice ese niño a mí. Para mí siempre ha sido importante el tema del juego. En definitiva, cuando la gente va a un teatro, una de las cosas que más disfruta es ver a esta gente grande que está jugando; y juegan con ellos como espectadores. Vivo el juego como algo vital, esperanzador...


- El juego es cosa seria... 


- Sí, sí, sí... Jugar es una cosa seria, en el sentido de la importancia. No es ninguna estupidez, es algo muy valioso jugar, que no es ir al casino ¿no? sino ese juego que nos permite crear, que da alegría... Fundamentalmente el juego es el primer elemento que tiene el niño para comunicarse. Y entonces luego, en la familia, en la pareja, entre amigos, tiene que seguir esa llama. A mí me parece importante cuidarla. 


- ¿Cree que seremos mejores adultos cuando todo esto pase?


- Esperemos que suceda. Un poco me preocupa que no aprendamos, por determinadas actitudes que veo en muchas personas... Pareciera que siempre buscamos culpar a otro, del virus o lo que sea. Si no revisamos eso y no lo modificamos, siempre vamos a tirar la pelota afuera y ahí sonamos. Es muy difícil la situación, pero esperemos que sirva para modificar muchas cosas que son feas como sociedad, que nos hacen estar para atrás, como no hacernos cargo de que el país somos todos y tenemos que cuidarnos todos, más cuando uno tiene una casa y puede comer ¿no? Esto de la gente esperando ponerse el jogging para ir a correr cuando hay otros que no están pudiendo comer... Hay como una soberbia nociva... Pero el cambio debe venir acompañado no del miedo a un virus, sino de la posibilidad de reflexionar. Lo que más me preocupa es el virus de la soberbia...


- ¿Y cuál cree que es el sello que este trance dejará en usted?


- Ahora en todo caso tengo más tiempo para pensar, para mirar por la ventana a la gente y reflexiono más en eso, pero lo vivo como algo natural. Lo no natural es no pensar en el otro, es no saber que todos somos parte de lo mismo. Lo que uno hace acá repercute en La Quiaca o en Ushuaia. Todos armamos este lugar en el que vivimos, con nuestras actitudes, nuestros pensamientos... No es que no dependemos de nadie. No puede existir tanta mezquindad; y eso no es cosa de partidos ni de colores, es de buenas y malas personas.