Ya hace varios años que dejó su San Juan natal -también cuna de su madre Rosita Figueroa- cuando se fue detrás de esos sueños de artista que continúan llevándola por rumbos variopintos y prestigiosos escenarios que la fueron moldeando. Pero hoy, a la distancia en tiempo y espacio, reconoce que aquellas voces y cadencias, aquellas melodías y poesías folclóricas que respiró en su infancia y adolescencia de la mano de su padre, dejaron huella. Se llama Claudia Pallarez, es intérprete y compositora. Vivió en La Rioja donde comenzó a forjar su propio nombre, que fue ganando terreno especialmente desde 2005, cuando recibió una mención especial en el certamen Septiembre Joven; y 2006, cuando ganó el festival Chayero Sanagasteño. Después se radicó en Santiago del Estero, tierra paterna donde vive con su madre y algunos de sus hermanos. Allá estaba entre sus muchas actividades, cuando su particular estilo llamó la atención de la productora Alejandra Lazcoz, de Buenos Aires, quien la convocó para formar parte de su megaproyecto Cantoras.ar (ver abajo), amadrinado por Patricia Sosa, y que devino en un disco. Con la posibilidad de grabar tres temas, eligió tres de Mario Pallarez, "El trovador santiagueño', su padre fallecido en 2015: Zamba en sombra y las chacareras Lamento y Llanura. Y, entre otras tantas cosas, fue como inmortalizar esa pasión compartida entre padre e hija.


'Cantoras.ar es un regalo que apareció. Y además me dio la posibilidad de compartir con tantas cantoras maravillosas... Es muy lindo, una oportunidad única', señaló la intérprete, que ya tiene un disco propio, Orígenes; y que -promete- se animará pronto a mostrar sus propios temas. 


Mientras tanto, tras el llamado de DIARIO DE CUYO, se sumerge en aquellos años de San Juan y no escatima emociones al recordar su casa de Rawson, las reuniones familiares, la Escuela de Música, las caminatas por el parque entre las hojas de otoño y los cerros sanjuaninos que aún busca con la mirada en cada atardecer. Ni hablar de aquellas noches de farra cuyana, cuando grandes del folclore como Páez Oro, 'El Negro Villa', el Dúo Recabarren, Mínguez-Barboza, entre otros, solían llegar a su casa, donde de inmediato se armaba la guitarreada junto a su padre, empleado de Gas del Estado y solista de folclore que supo destacar en varios festivales provinciales y nacionales. 


'Yo empecé a cantar a los 5 años. Papá influyó notablemente en mí... Con las vivencias que tuvimos juntos, una familia muy nutrida musicalmente en lo folclórico, era inevitable que fuera por ese lado', explica Claudia, que disfrutaba de las voces y las guitarras; y atesoró la dulzura del folclore cuyano. También la alegría, un norte claro en su vida, que la remite a la felicidad de su padre al cantar. Y a la suya propia cuando, por ejemplo, quedó fascinada con la interpretación que Los Manantiales hacían de Corazón, de Saúl Quiroga, en una fiesta popular. 


Con el correr del tiempo, Claudia fue esculpiendo su propio estilo y haciendo sus propias búsquedas. 'Uno cuando va creciendo va buscando su camino. El repertorio que mi padre tenía era mucho más tradicionalista. Yo busqué otras cuestiones, como melodías y letras', señala Pallarez, quien se vinculó de manera activa al Movimiento de Música de Mujeres.


'Me encontré con mujeres que tenían los mismos planteos que yo tenía en ese momento, eso de repensarme. Cuando una se decide a ser música tiene desafíos interesantes hacia adelante, a veces agradables, otras no tanto. Hay muchos estereotipos y cosas naturalizadas que hay que desterrar, porque el folclore es uno de los géneros más machistas que existen', asegura la cantautora, quien si bien siente que los frutos de esta lucha lo verán las próximas generaciones, está convencida del rumbo tomado. 


¿Y qué diría ahora 'El trovador santiagueño' de su hija, a la que supo disfrutar en escena, sin poder contener las lágrimas? 'Me diría que esté tranquila, segura, que todo lleva su tiempo. Me diría que persevere', responde Claudia, con una nueva ilusión en el corazón: volver a San Juan, a cantar...


Postales. Claudia atesora estas fotogafías ligadas a entrañables momentos de su vida: la artista profesional, cantando con Mario en 1989, con parte de la familia en 2006 en una peña de Cosquín, con papá y guitarra en 2012 en Santiago y una visita a San Juan en 2017 

1 disco, 112 temas, 46 intérpretes

Disponibles en la web y redes de Cantoras.ar y en plataformas, Cantoras.ar es una buena muestra de la buena música que las mujeres hacen en distintos rincones del país. "Abre con Patricia Sosa y el tema La paz; y cierra con Ni una menos, tema de Silvia Palumbo, que no podía faltar. Cada una le canta a lo que le quiere cantar, porque me pareció que si siempre a las mujeres nos dijeron lo que teníamos que hacer, esta vez y siendo yo mujer productora, no iba a hacer lo mismo. Así que podían cantar temas propios o no; y hay tango, folclcore, melódico, lírico, pop, ballenato, flamenco, rock... casi todos los géneros'. Así sintetiza Alejandra Lazcoz -mentora y productora con más de 20 años de trayectoria en el rubro- este hijo musical parido en complicados tiempos de pandemia, que ya tiende líneas a otros países del continente. "Por supuesto que queremos cantar presencialmente, pero la virtualidad sirve para llegar más fácil a otros lugares', explica Lazcoz, para quien la idea principal detrás de todo esto fue "visibilizar a las mujeres' y que el disco sirva como "una llave para abrir puertas, para tener presencia'.