Fue obispo castrense. Barros fue sacerdote por 30 años y se desempeñó como obispo castrense -de las Fuerzas Armadas- antes de su nombramiento en Osorno.

Cuatro obispos chilenos, entre ellos Juan Barros, renunciaron por un histórico caso de pedofilia en la década de los ochenta, informó ayer la prensa porteña.

En una reunión realizada ayer entre el papa Francisco y religiosos chilenos, el obispo de Osorno, Juan Barros, habría presentado la renuncia, informó el diario Clarín, citando fuentes confiables.

El obispo de Osorno es considerado cómplice y es acusado de haber escondido los ataques sexuales del párroco Fernando Karadima a tres seminaristas en la década de los ochenta. Karadima abusó contra menores mientras era sacerdote de la parroquia El Bosque, en un exclusivo barrio de Santiago, y la Justicia vaticana lo suspendió de por vida en 2010 tras desvelarse que abusó sexualmente de niños y jóvenes.

En la última de las cuatro sesiones de la conferencia de "emergencia espiritual" del Papa con 34 obispos chilenos, celebrada ayer, habló Juan Barros. Barros habría informado otra vez que su renuncia estaba a disposición de Francisco, que ya se la rechazó otras veces porque confiaba en que era inocente. Esta vez le aceptará la dimisión porque ahora está convencido de su culpabilidad. Cerca del Vaticano, todos apostaban a que Barros pondría la cabeza en la picota, informó Clarín.

Al parecer no sólo Barros renunció a su cargo. También lo hicieron los obispos Horacio Valenzuela, de Talca, Tomislov Koljatic, de Linares, y uno de los siete episcopales auxiliares de Santiago, monseñor Andrés Arteaga. Ellos y Barros fueron formados en la Pía Unión, una asociación fundada por el padre Karadima.

La gran acusación de las víctimas, sobre todo de los tres que vinieron a Roma llamados por el Papa en abril, para que le contaran todo, apuntaban a colaboradores íntimos de Karadima por ser cómplices que asistían a las vejaciones del pederasta y desde entonces lo defienden: en especial Juan Barros, que afirma que es inocente porque nunca vio que Karadima actuara contra la moral. Algunas fuentes creen que la cantidad de renunciantes podría alcanzar una docena.

Francisco había ordenado que un grupo de religiosos viajara a Chile en febrero, al convencerse de que había cometido errores al defender a Barros. Lo cierto es que el papa fue a Chile en enero y esgrimió la defensa del obispo de Osorno, al que abrazó en las misas y ceremonias.

Finalmente fue iluminado de que estaba yendo de cabeza al desastre por el cardenal Sean O"Malley, y en Perú, la segunda etapa de su gira, entendió que debía tomar iniciativas que lo purificaran. "Les agradezco la plena disponibilidad que cada uno ha manifestado para colaborar en todos aquellos cambios que tendremos que implementar en el corto, mediano y largo plazo, necesarios para restablecer la justicia eclesial", les dijo el pontífice a los 34 obispos con los que se reunió cuatro veces entre el martes y ayer.


 

>>  Entre denuncias y empujones   

Francisco defendió a Barros durante su viaje en enero a Chile pero al regresar al Vaticano ordenó al obispo maltés Charles Scicluna una investigación tras la que aseguró que había sido mal informado y pidió perdón a todas las víctimas.

"Juan Barros estaba parado ahí, mirando, cuando me abusaban a mí. No me lo contaron, me pasó", le dijo a BBC Mundo Juan Carlos Cruz, uno de los denunciantes del "Caso Karadima". Los denunciantes de Karadima dijeron que, además, como secretario del cardenal Juan Francisco Fresno, Barros recibió las primeras denuncias contra Karadima. "Simplemente las rompía", aseguró Cruz. Barros fue sacerdote por 30 años y se desempeñó como obispo castrense antes de su nombramiento en Osorno. Barros fue nombrado obispo de Osorno el 14 de marzo de 2015 y una semana después se produjo la tensa misa en la que asumió. Los manifestantes lo esperaron en el frontis de la catedral. Lo hicieron vestidos de negro, con pancartas. Algunos empujaron al sacerdote durante su ingreso. Finalmente Barros logró ingresar escoltado por funcionarios policiales.