La primera visita del Estado del rey Carlos III y Camilla, la reina consorte británica, a Francia se pospuso a causa de las violentas protestas en el país.
“La visita de estado se reprogramará lo antes posible”, según un comunicado del gobierno británico y francés..
La medida se adoptó por decisión de ambos países, en una conversación telefónica entre el presidente Emmanuel Macron y el monarca este viernes a la mañana.
Una visita muy compleja
La llegada del nuevo rey británico a Francia el próximo domingo se convirtió “en un gran dolor de cabeza” protocolar y de seguridad para el gobierno de Emmanuel Macron, sumergido en una ola de protestas y crisis política por las reformas de las jubilaciones, con incendios, combates callejeros y la policía desplegada cada día.
La agenda del monarca, que lleva meses de preparación, cambiaba al compás de la gravedad de las protestas y los problemas de seguridad que acarreaba.
Inicialmente iba a ser recibido en el atardecer del domingo por la primera ministra Elisabeth Borne en el aeropuerto de Orly. Pero los empleados del histórico mobiliario francés se negaban a aportar la alfombra roja y los muebles que se necesitaban para las escalas de las recepciones del rey. Estaban en huelga.
“Es más importante escuchar a los manifestantes que extender la alfombra roja para el rey”, dijo Sandrine Rousseau, de Francia Insumisa.
Pero Jean Luc Mélenchon, el líder de Francia Insumisa, había anunciado anoche que el rey y su esposa “eran bienvenidos “ en Francia.
El rey Carlos III había “intervenido” junto a Rishi Sunak para conseguir un “acuerdo de Windsor” para terminar el acuerdo de Irlanda del Norte que frenaba el Brexit.
Pensaba que una visita a Francia aliviaría el trabado vínculo que mantenían el ex primer ministro Boris Johnson con el presidente francés Emmanuel Macron y favorecería a su país.
Carlos III se iba a alojar, junto a sus 40 sirvientes y asistentes, en la residencia de la embajada británica en la rue du Faubourg St Honoré, pegada al palacio del Eliseo.
Ante las violentas protestas e incendios que producen los manifestantes contra la reforma jubilatoria, el gobierno francés pensó que se debía trasladar la comida en el salón de los Espejos del palacio de Versailles al palacio del Eliseo. No habría esa inevitable asociación con la revolución que implica Versalles, Maria Antoinette, y las acusaciones de “Macron rey” en un país rebelado.
Sería un riesgo de seguridad para los reyes pero también para el presidente Emmanuel Macron y su esposa Brigitte y los 150 invitados a Versalles, que debían llegar hasta allí.
La seguridad debería ser draconiana y se necesitan todas las fuerzas de seguridad para controlar las protestas, que continúan en Francia diariamente, y especialmente a la noche son salvajes.
De Versalles al Louvre
Finalmente, en la noche del jueves, Francia informó que la comida de gala se podría realizar en el palacio del Louvre, tan imponente con sus obras de arte y en Paris.
Pero a las 11 de la mañana del viernes un comunicado del gobierno británico anunció la postergación de la visita, acordada de común acuerdo con Francia.
“La visita de Estado del Rey y la Reina Consorte a Francia ha sido aplazada (…) Sus majestades esperan con ansias la oportunidad de visitar Francia tan pronto como se puedan encontrar fechas", sostuvo el comunicado.
La visita de la pareja a Alemania la próxima semana se desarrollará según lo planeado.
Siguen las protestas
Las protestas continúan en Francia este viernes con huelgas de combustible, 30 por ciento de vuelos cancelados y el paro de basureros extendida hasta el 27 de marzo.
Una nueva marcha está planeada para el martes. Al menos 450 personas fueron arrestadas en las marchas del jueves, en las 300 manifestaciones en todo el país.
En París, Bordeaux, Rennes y Lorient finalizaron violentamente.
Las razones de la cancelación
Las fuentes del Elíseo estaban preocupadas por los vínculos del majestuoso palacio de Versalles con la revuelta contra Luis XVI, quien fue decapitado.
Los grafitis, dejados en las paredes de París durante la marcha del jueves, decían: “Carlos III, ¿conoces la guillotina?”.
El problema por la visita del rey Carlos surgió cuando Francia se despierta después de una noche de caos, en la que hubo disturbios y calles en llamas en todo el país.
La entrada de la alcaldía de Bordeaux, que debía visitar el monarca tras un viaje en el tren en TGV, fue quemada por los manifestantes en la noche del jueves.
La agenda del monarca, que es un secreto de estado en Gran Bretaña, se había filtrado en Francia. Se sabía que el rey visitaría un viñedo orgánico en Bordeaux y la zonas de los fuegos que arrasaron Gironde el año pasado.
Los huelguistas amenazaban con frenar el tren del rey o sus visitas.
Una familia real impopular
Carlos III no atraviesa la mayor popularidad en su propio reino. Ha sido abucheado públicamente en Colchester y en la abadía de Westminster con una lapidaria frase: “No es mi rey” por anti monarquistas. Una imagen impensable cuando vivía su madre, la estoica Isabel II.
El índice de aprobación de la familia real se ha desplomado a su nivel más bajo en 12 meses, tras la publicación de Spare, las memorias de Harry, el duque de Sussex.
La última encuesta de Ipsos sugiere que todos los miembros de la realeza se han visto afectados por las consecuencias y revelaciones de los misterios de la monarquía.
Si bien William, Príncipe de Gales, sigue siendo la realeza más popular, su calificación ha caído 10 puntos porcentuales al 59 por ciento desde diciembre.
Harry, el duque, apuntó particularmente a su hermano William en su libro, describiendo décadas de resentimiento y rivalidad a fuego lento. Acusó al príncipe William de empujarlo al suelo y causarle lesiones físicas durante una pelea sobre Meghan en su casa de Kensington Palace y de abalanzarse sobre él después del funeral del difunto duque de Edimburgo.
William es seguido de cerca en las calificaciones por su tía Anne, la Princesa Real, y su esposa, Kate, la Princesa de Gales.
Pero la popularidad de ambas mujeres ha caído desde diciembre, en 7 y 11 puntos respectivamente.
En general, el índice de aprobación de la familia real ha caído al 47 por ciento, seis puntos menos desde el comienzo del año .Es la cifra más baja registrada por Ipsos UK en los últimos 12 meses.
Sin embargo, la institución aún tiene una calificación de favorabilidad neta positiva de +21, con un 26 por ciento de adultos desfavorable y un 25 por ciento ni favorable ni desfavorable.
En esta época del año pasado, la calificación de la familia fue de +29, aumentando a +37 en septiembre después del funeral de la reina Isabel II.