La triunfal marcha de Donald Trump hacia la nominación presidencial ahondó ayer la mayor crisis del Partido Republicano en décadas luego de sus siete victorias en el supermartes de internas en todo Estados Unidos, en un fuerte contraste con la creciente cohesión en el Partido Demócrata en torno a Hillary Clinton.

El polémico magnate y la exsecretaria de Estado cosecharon gran cantidad de delegados y fueron los claros ganadores de la jornada de internas del martes en una docena de estados del país, la más importante de la carrera para elegir a los candidatos que aspirarán a suceder al presidente demócrata Barack Obama.

Prefigurando lo que ya parece un inevitable duelo entre ambos en los comicios de noviembre, Trump triunfó en siete de 11 estados y debilitó pero no eliminó a sus rivales, mientras que Clinton también ganó en siete estados ante su único adversario, el senador socialista Bernie Sanders, que se impuso en otros cuatro.

Pero las divisiones entre los republicanos crecieron ayer ante el avance de un Trump que ha atraído a muchos votantes desilusionados pero también ha abierto heridas en los frentes racial y de género.

Ensombrecido por los triunfos de Trump, el senador Ted Cruz quedó segundo en el reparto de delegados.

Su buen desempeño reforzó su argumento sobre la necesidad de ser la alternativa a Trump, pese a que el tercero en discordia en la interna partidaria y el preferido del establishment republicano, el senador Marco Rubio, prometió continuar la pelea tras haber logrado ayer su primer triunfo, en la interna de Minnesota.

La persistente división representa la mayor crisis en décadas en el seno del Partido Republicano, que parece encaminado a nominar a un candidato presidencial al que no puede controlar y al que dejó crecer durante semanas hasta intentar detenerlo con esfuerzos que muchos consideran ya demasiado tardíos.

Algunos líderes y figuras del partido dijeron ayer que consideraban la hasta hace poco impensada opción de alinearse con el ultraderechista y ultrarreligioso Cruz, mientras que otros hablaron de una posible fractura y hasta de la formación de una nueva fuerza política.

Trump ganó por una buena diferencia cuatro estados: Alabama, Georgia, Massachusetts y Tennessee; mientras que sus victorias fueron más ajustadas en Arkansas, Vermont y Virginia.

Fuente: Télam