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ras meses de duelo, una mujer de 30 años reveló la causa que derivó en la muerte de su bebé, de apenas diez días de vida. “Nunca, ni en mis peores pesadillas, imaginé que un beso podría matar a mi bebé, y no quiero que otros padres pasen por esto”, aseguró.

Se trata de Kelly Ineson, una británica que reside en Dewsbury (Inglaterra) junto a su esposo Thomas Cummins (26). Horas después del parto, su hija Kiara fue llevada de regreso al mismo hospital donde nació cuando empezó a perder peso de manera repentina. Los médicos no pudieron diagnosticar la infección durante cuatro días, ya que los riñones de Kiara se cerraron, desarrolló una sepsis y fue puesta en coma inducido.

Finalmente se dictaminó que se trató de herpes y que lo más probable es que el virus se contrajo a través de un beso, informó el portal Daily Mail. “Les rogamos a los médicos que hicieran lo que pudiesen, pero fue inútil. Básicamente nos dijeron que estaríamos esperando a que ella muriera. Simplemente me derrumbé", recordó Ineson.

Los padres tuvieron que tomar una decisión "difícil", que fue la de desconectar las máquinas para que Kiara "descansara". A partir de lo sucedido, decidieron hacer un llamado general a los progenitores para que cuiden a sus bebés y no los expongan ante el herpes.

En Reino Unido, el herpes neonatal afecta a 1,65 bebés por cada 100.000 nacimientos. Mientras que en los adultos puede provocar úlceras y llagas, en los bebés puede ser mortal ya que durante los primeros años de vida el sistema inmune es aún inmaduro.

“No hay suficiente información sobre el herpes. Incluso aquellos en la profesión médica deben ser mucho más conscientes de ello, y el daño que puede causar”, agregó la mamá de Kiara.