Desolador. El mayor impacto a primera vista de la fuerza del agua lo muestran decenas de vehículos arrastrados dentro y fuera de la ciudad. La mayor cantidad de víctimas quedaron atrapadas en sus autos.

Diez personas murieron y un niño de cinco años sigue desaparecido en la isla de Mallorca (Mediterráneo español) debido a los desbordamientos y riadas causadas la noche del martes por las persistentes lluvias torrenciales, informó ayer el Servicio de Emergencias.

Hasta 232,8 litros de agua por metro cuadrado cayeron en apenas dos horas en la comarca isleña de Levante, lo que provocó también cuantiosos daños materiales.

Grandes cantidades de fango, cañas y maleza se acumulan en las calles de las localidades afectadas, donde el agua arrastró vehículos y causó destrozos en el interior de viviendas y establecimientos comerciales.

"¡Qué desastre, qué desastre!", repetían los vecinos como lamento unánime por los muertos y las pérdidas materiales, mientras se afanaban en limpiar el barro y hacían recuento de los pocos enseres aprovechables.

Estas inundaciones constituyen una de las tragedias más graves causadas por lluvias en los últimos 25 años en España. A causa de la catástrofe, 37 personas recibieron atención sanitaria, de las que dos permanecen hospitalizadas, aunque no están graves.

El menor que permanece desaparecido iba con su madre en un automóvil cuando les sorprendió la riada en Sant Llorenç, la localidad de la zona más perjudicada. La mujer murió, aunque antes pudo salvar a otra hija, de unos ocho años.

Entre las víctimas mortales figuran también dos británicos, que viajaban en un taxi cuando el agua atrapó el vehículo. Unas 630 personas entre militares, policías, bomberos, psicólogos y otro personal de emergencias trabajan sobre el terreno en la zona afectada.

El Ejército español desplazó hasta Mallorca un centenar de efectivos, ocho vehículos, una embarcación, tres helicópteros y tres perros de rastreo. Mientras tanto, cinco carreteras se mantienen cortadas, un puente se derrumbó y otro resultó dañado, informaron las autoridades de las islas Baleares.

En torno a un centenar de personas pasaron la noche en una instalación deportiva de la cercana ciudad de Manacor, habilitada junto a otros espacios públicos para acoger a quienes no pueden llegar a sus casas o han tenido que abandonarlas a causa de las inundaciones o daños sufridos por los desbordamientos.

El tenista español Rafael Nadal, que colabora en la limpieza de inmuebles de Sant Llorenç, ofreció las instalaciones de su centro deportivo de Manacor (donde nació) para "todos los afectados que necesiten alojamiento".

El Servicio de Emergencias pidió a todos los vecinos que permanezcan en casa y que ningún alumno fuera a los colegios de los municipios afectados. El gobierno balear pedirá al Ejecutivo español la declaración de zona catastrófica.

Este fenómeno de precipitaciones tan copiosas y persistentes en tan poco tiempo sólo se produce una vez cada 80 años, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). La causa es una Dana o gota fría que, junto al viento del este de carácter marítimo, muy húmedo y templado, y el frío de capas altas de la atmósfera configuró un "coctel perfecto" de lluvias torrenciales, explicó un portavoz de la Aemet.



 

El huracán sembró caos en La Florida

El huracán Michael, uno de los más poderosos que haya tocado el territorio continental estadounidense,

descargó ayer toda su fuerza en la costa del extremo noroccidental de Florida, donde ya se registran inundaciones, apagones, caídas de casas y árboles y cortes de carreteras.

Más de tres horas después de que el "monstruoso" ojo de Michael llegara a Mexico Beach con vientos de hasta 250 km/h, no se había informado de la existencia de víctimas ni hubo una evaluación preliminar de las consecuencias del impacto.

Sin embargo, las imágenes de los videos hechos con teléfonos celulares son más que elocuentes sobre los efectos en esa localidad, de poco más de un millar de habitantes.

La crecida del mar y las lluvias provocadas por Michael anegaron e incluso dejaron sumergidas numerosas casas unifamiliares, que además fueron barridas por el viento y despojadas de tejados, puertas, ventanas y otros elementos.

El Centro Nacional de Huracanes (NHC) indicó que la amenaza de la marejada ciclónica, que podría provocar una subida del nivel del mar de hasta los 4,2 metros, y los "vientos catastróficos" continuarán después de que Michael toque tierra. De todos modos, anoche en su raudo paso, el huracán redujo su potencia a categoría 2 en su rumbo al estado vecino de Georgia.