Emocionado, el entrenador de River Plate, Matías Almeyda, celebró ayer haber devuelto al club a la Primera División, aunque admitió que hubo que sufrir hasta el final.

"Sufrimos hasta el partido de hoy (por ayer), pero pusimos a River en el lugar que tiene que estar", resaltó Almeyda luego de consumado el esperado regreso a la máxima categoría. Almeyda, quien se emocionó hasta el llanto tras el pitazo final, abrazándose con su colaborador Gabriel Amato, festejó el ascenso, pero sobre todo que se haya "terminado este momento tan difícil" que debieron atravesar.

En medio de la felicidad por el objetivo cumplido, Almeyda evitó hablar de su posible continuidad, aunque su esposa Luciana y el vicepresidente Diego Turnes manifestaron su deseo de que continúe al frente del equipo en Primera División. "Dios me ha manejado para que pueda sostener críticas y muchos jóvenes en el peor momento de la historia del club", subrayó aún emocionado el oriundo de Azul.

Para Almeyda fue clave "la unión del grupo", sobre todo para poder sobrellevar la "presión" que generó la participación de River en la B Nacional. "La unión del grupo fue fundamental, y ahí están todos juntos, festejando", destacó Almeyda, y aseguró que "todo" lo que sufrieron "queda para el aprendizaje". El ex volante central, que jugó por última vez en el partido de ida por la promoción ante Belgrano la temporada pasada destacó la importancia que tuvo haber trabajado en el aspecto psicológico, sobre todo en la recta final del certamen. "El final demuestra que no era fácil el torneo. Lo psicológico pesaba y lo supimos llevar", valoró.