Boca Juniors se adjudicó anoche la Supercopa Argentina al vencer a Patronato, de Paraná, de la Primera Nacional, por 3 a 0, con un triplete del reaparecido como titular Darío Benedetto, en encuentro jugado en Santiago del Estero.

La obligación de este partido cargó absolutamente sobre las espaldas de Boca, ya que este Patronato que llegó a esta instancia por haber ganado el año pasado la Copa Argentina y con ello el derecho a enfrentar al campeón de la Liga Profesional, no tiene absolutamente nada que ver con aquel.

Desmembrado, en el más amplio sentido de la palabra, el conjunto entrerriano que por entonces dirigía Facundo Sava y ahora conduce Walter Otta, todavía no ganó en ninguna de sus cuatro presentaciones en la Primera Nacional. Pero además al rojinegro no le quedaron los jugadores que lo representaron tan bien en aquell certamen (se le fueron 17 de aquel plantel).

Desborde. El colombiano Villa, con su velocidad, fue una de las piezas vitales para que Boca se quede con el título de la Supercopa Argentina.

Por eso Boca tenía toda la responsabilidad, sobre todo después de perder las últimas finales que jugó en sendos mano a mano con Racing (Trofeo de Campeones 2022 y Supercopa Internacional 2023). Y este último partido jugado en Abu Dhabi fue el que debió jugar con Patronato, pero por cuestiones de "pedigree" se inventó la Supercopa Internacional llevando a ese compromiso a un rival de más envergadura para enfrentar a Boca, como fue el caso de la "Academia".

Por todos estos condimentos era que Boca no podía fallar anoche, y como el compromiso "a priori" parecía entonces más accesible, hasta el vicepresidente "xeneize" Juan Román Riquelme se subió al avión rumbo a Santiago del Estero, porque después de presenciar algún fracaso previo (el vice viaja poco con el plantel), "olfateaba" que podía compartir una victoria.

El estadio Madre de Ciudades colmado, alguna zozobra previa por un apagón que afectó a casi medio país, entre otras provincias a la propia Santiago del Estero, un penal considerado por el árbitro Andrés Merlos antes del primer gol de Benedetto, luego anulado por posición adelantada de Langoni a instancias del VAR, y el segundo triplete de Benedetto con la camiseta auriazul (el primero fue ante Quilmes en 2016). Fue todo.

Para Boca quedó el buen sabor de esas conquistas de "Pipa" (una en el primer tiempo y las dos restantes en el segundo) que implicaron un funcionamiento aceptable del equipo, aunque esta vez el adversario no fue medida.