En las carreras de larga duración la nutrición de los competidores juega un papel más que clave y esta Vuelta a San Juan no es la excepción. En la rutina diaria de los ciclistas el valor nutricional a consumir depende del organismo del competidor y del tipo de etapa que se vaya a disputar. Por ejemplo, ayer al ser etapa crono, donde el esfuerzo realizado es individual, lo importante es almorzar cuatro horas antes del inicio de la misma y que el menú no sea tan rico en proteínas. El promedio de calorías debe ser mucho menor al que se debe consumir en una etapa dura como, por ejemplo, el ascenso al Colorado. En un parcial como ese, donde se larga a las 8 horas, los ciclistas se levantan a las 5 y el desayuno debe contener 5 mil calorías, por lo que muchos prefieren desayunar un plato de pastas y después de unos minutos, té o café. Y luego de la carrera, almorzar otra vez un plato fuerte, sabiendo que en un ascenso como ése se pierden entre 5 mil y 6 mil calorías. En una etapa habitual, el desayuno puede incluir, té, café, leche, tostadas, miel, jamón, y después del entrenamiento de una hora, el almuerzo contiene un promedio entre 2 mil y 3 mil calorías, por lo que siempre la mejor elección son las pastas acompañadas de carnes blancas o rojas. En tanto que la clave, sea la etapa que sea, pasa por la hidratación. Cada ciclista puede llegar a consumir desde 8 y hasta 12 litros de agua por día.
Carbohidratos y más de diez litros de agua por día
El menú varía según la exigencia de cada etapa. En promedio, los ciclistas consumen 5 mil calorías diarias.

