La final de la Copa Argentina comenzó a jugarse en las tribunas desde las primeras horas de la noche del estadio Único-Madre de Ciudades, de Santiago del Estero, por los hinchas de Boca Juniors y Talleres, de Córdoba, se debaten en un impresionante duelo de canciones que tan lejano parece haber quedado en el tiempo por la falta de las dos parcialidades en las canchas.

Es que la prohibición de público visitante en la mayoría de las canchas del país, más el tiempo de pandemia que generó partidos sin presencia de gente, dejaron de lado el folklore del fútbol en las gradas, y más con presencia de ambas parcialidades.

Los más de 30 grados de temperatura hicieron que el clima se viva realmente a tope, con una explosión en cada una de las tribunas cuando los jugadores pisaron el césped para hacer el reconocimiento previo a más de una hora y media del inicio del juego.

Mientras que en las afueras del estadio aún permanecían miles de fanáticos, que desde los distintos sectores intentaban ingresar, aunque otros más relajados continuaban con los asados, las bebidas y las ilusiones de poder festejar al final de la noche, aunque el triunfo quedará solo para un lado.

El recinto, el más moderno de la Argentina para presenciar espectáculos de esta magnitud, luce impecable, con una acústica tremenda que ensordece cada vez que se levantan los cánticos de los presentes, mientras los regadores se mantuvieron activos para dejar bien el húmedo el césped, que a la vista parece estar en excelentes condiciones.

Ya de vuelta en los vestuarios, Sebastián Battaglia de un lado, con todo lo que significa el "mundo Boca",. y Alexander 'Cacique' Medina del otro, con la identidad que caracteriza al uruguayo, dieron los últimos retoques tácticos y motivacionales para que los jugadores afronten un juego demasiado importante.

La pelota empezaba a rodar a las 21.10. Los sueños de ambos comenzaron mucho antes.