La pandemia y el incontenible conflicto social en Colombia pusieron en los últimos días a la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) en el ojo de la tormenta, pero aún con represión en las calles, contagios y problemas de logística en distintos equipos, los partidos de la Libertadores se jugaron y el plan de la Copa América sigue en pie. Hay dos temas claros en las oficinas de Luque, Paraguay, donde el presidente Alejandro Domínguez pasa varias horas entre llamados y reuniones virtuales: la Copa América se jugará entre el 11 de junio y el 10 de julio de este año en Colombia y Argentina, y el calendario de la Copa Libertadores y de la Copa Sudamericana se cumplirá sin margen de cambios.

En el medio, el otro objetivo será vacunar a los protagonistas con las 50.000 dosis de la vacuna china Sinovac, aunque todavía ningún equipo argentino accedió y los planteles de River, Racing e Independiente se negaron.

Desde la Asociación del Fútbol Argentino le aseguraron a Télam que la idea es "vacunar a todos los planteles en conjunto", tanto los participantes de copas internacionales como los otros de la Liga Profesional. La fecha de inoculación es incierta pero el lugar será Uruguay.

En medio de este contexto, y cuando las competiciones internacionales marchaban dentro de la nueva normalidad, en la que Conmebol armó un corredor sanitario con condiciones especiales para los deportistas e impuso los horarios nocturnos en países donde la circulación está prohibida, explotó el conflicto social

Opciones

Hay alternativas para cada escenario: Ecuador en lugar de Colombia y Uruguay por Argentina. Y de no poder ser en Sudamérica, el que abrió sus puertas es Estados Unidos, organizador en 2016 de la Copa Centenario. Aunque podría darse que Argentina sea única sede y se multipliquen los escenarios en todo el país, apareciendo San Juan.