Su historia es una como de los tantos pichones de cracks que si no son fichados a tiempo, quedan allí, flotando por el aire y desaparecen. Pero no, Andrés Iniesta tiene una biografía archi conocida por todo el mundo. Se hizo grande en Barcelona, ganó todo lo que quiso, repitió eso mismo con la Selección española, tras surgir de un club pequeño de pueblo. Ese jugador que alguna vez estuvo a punto de emigrar al Real Madrid hoy está a un paso de anunciar su retiro del club (¿y del fútbol?) y ya todo un país lo llora. 


Pequeño, pálido y tímido, con algunas facciones en su cara que quizás demuestran más edad, Iniesta es un jugador excepcional. El sábado, en el estadio Metropolitano que construyó el Atlético de Madrid, fue la figura principal de la goleada 5-0 del Barça ante Sevilla en la final de la Copa del Rey. A punto de cumplir 34 años, está a punto de anunciar su salida del Barcelona y posiblemente del fútbol. Lo único que lo haría seguir es una oferta increíble de China, que hasta incluye la distribución de sus vinos, pero ya no jugaría más en Europa. 

Iniesta ya acertó en retirarse del Barcelona y sin pensar en lo económico, sino que se fue en el momento justo y a lo grande, como los ídolos se merecen.


Iniesta se reservó una actuación memorable en su última final en España. Y mucho debe haber pensado el retiro en el equipo de sus amores. Seguramente algunas de esas imágenes que pasaron por su cabeza fueron las de sus inicios. Allá, hace poco más de 20 años, decidió dejar Fuentealvilla, un pequeño pueblo de 1.800 habitantes situado en el corazón de la España agraria. En el campo era un genio silencioso y luego de jugar mucho tiempo en las categorías inferiores del "Albacete Balompié", fue observado por el Barcelona y rápidamente lo fichó con 13 años. Iniesta dejó su terruño y partió persiguiendo su sueño de triunfar en el fútbol para instalarse en La Masía. Separado de sus padres, durante meses sufrió lo indecible. Sólo el fútbol le procuró el aguante necesario para seguir en Barcelona. Debutó en Primera durante la temporada 2002/03, ganó desde entonces 31 títulos, le dieron contrato de por vida y una cláusula de rescisión de 200 millones de euros.


Iniesta también pasó por las categorías inferiores de la selección española, en la que también ganó. Con la Mayor se proclamó bicampeón de Europa en 2008 y 2012 y campeón del mundo en 2010, anotando el célebre gol de la victoria en el minuto 116 de la final.


Estuvo a un paso de ir al Real Madrid, pero la llegada de Pep Guardiola al club evitó cualquier tentación. Guardiola lo convirtió en algo más que titular indiscutible: le permitió expresar todo su magisterio. 


Cuando Ernesto Valverde lo sustituyó en el minuto 88 el sábado, nadie se resistió al aplauso. Se despedían un fabuloso jugador y una época sin igual en España. Inmediatamente después quedó una extraña sensación de orfandad, el vacío imposible de llenar que dejan los genios del fútbol cuando se van.