El Barrio Echeverría, en Capital, última villa erradicada por el Gobierno, estaba que hervía: bajo los 37 grados de la tarde-noche, en una de sus esquinas, habían cruzado el gigantesco camión Mercedes Benz y la camioneta Volkswagen 4x4 que conforman el equipo de la Guardia Civil de España en el Dakar. Y mientras los más grandes les hacían fotos con sus celulares a las máquinas, los más chicos hacían cola para que les dieran una pelota plástica y una bolsa con golosinas. Eran casi 200 los chicos que hacían fuerza junto al camión para mirarlo de reojo mientras estiraban la mano, en plena jornada solidaria organizada por ese equipo español y por el Ministerio de Desarrollo Humano de la provincia.

Los voluntarios de la Dirección de la Juventud intentaban en vano hacer un cordón humano en torno a las movilidades: los niños se colaban entre ellos y se pegaban a los vidrios de la camioneta para ver su interior. Y otros se medían junto a las ruedas del camión, que los superaban en altura. Y mientras seguía el reparto, con música funcional en plena calle, se paseaba entre los chicos el piloto José Manuel Salinero, al tiempo que se disculpaba porque a su equipo ya no le quedaban gorras para repartir.