José Luis Páez está lejos de su mundo, el hockey sobre patines. Apartado de las canchas y sin poder analizar a los jugadores, al fin y al cabo su misión como técnico. Es lógico, también sufre los efectos de esta agotadora cuarentena que manda en el país para hacerle frente a la pandemia del coronavirus.

El Negro busca pasar los días de la mejor manera. Es un tipo que no puede estar quieto pero sabe que tiene que hacer caso de las recomendaciones. Así que con su hija Paola (24 años) tratan de estimularse mutuamente y pasarla lo mejor posible.

"Se hace difícil una vida así. Es cierto que uno trata de ser ordenado y obediente pero no está acostumbrado. Esto nos cambió a todos. Y, la verdad, no sé cuándo pasará del todo. Ya sentí que en China hubo un rebrote del virus. Van a tardar bastante en encontrar una vacuna. Es preocupante", afirmó.

Después José Luis (51 años) habló de cómo la pasa él junto a su hija Paola. "Los dos nos levantamos casi al mismo tiempo, aunque varias veces es Paola la primera en hacerlo. Yo tomo unos mates, leo el diario por internet, prendo la tele. Me gusta informarme, aunque muchas veces las noticias no te caen bien, porque todos se ocupan en decir cuánto van aumentando los casos. Por ahí es bueno escuchar al Presidente, o al propio gobernador Sergio Uñac, que siempre tienen palabras de aliento. En realidad, pienso que a todos nos pasa lo mismo", sostuvo.

El próximo año, San Juan será una de las sedes que tendrán los World Roller Games.

Más adelante, el Negro contó que "la comida la hago yo. Me hice un especialista en eso. Igual que muchos, estoy seguro. Me encantan las comidas elaboradas. Lentejas, lasagna, canelones, milanesas a la napolitana. Bah, todo para no engordar (risas). Después un cafecito con chocolate y a descansar en la siesta. Yo, porque Paola se mete en las cosas de su estudio (cursa la carrera de psicología). Eso sí, mi hija es una compañía invalorable".

Y siguió: "Por la tarde llega lo que más me gusta. La parte física. Hacemos abdominales y otros ejercicios. Yo sigo y Paola hace algo de baile, que le gusta mucho. Después, ducha y la hora de la cena. Más tarde, un jueguito de cartas y el que pierde a cumplir castigos, que van de flexiones de brazos hasta algún regalo extra. Más tarde, porque nos acostamos bastante después de las doce de la noche, me veo una peli mientras Paola vuelve con sus obligaciones del trabajo y el estudio. Está trabajando en un Centro Educativo Terapéutico. Se llama La Casita Amar, y está en Angaco. Lo hace por ahora en forma virtual porque es un Centro para Niños Discapacitados".

Al final aclaró que "casi que no salimos de casa. Yo lo hago para hacer las compras de alimentos, Paola no sale. Y, me olvidé, muchas veces por las tardes, jugamos con los perros. Tenemos tres. Porque a Paola se le ocurre salvar a todos los que andan por la calle (risas). Pero aprovechamos el patio. Esa es nuestra vida. Buscamos ser felices y te juro que lo conseguimos".

El hockey debe esperar

 

Cuando el Negro tuvo que hablar del hockey sobre patines, sus frases se llenaron de nostalgia. "Es difícil, duro. Este parate tiene muchas consecuencias. Y no son de las mejores. Hoy por hoy estamos trabajando con la CAP (Confederación Argentina de Patín) dictando clases del Mundial pasado. Tanto en lo físico como en lo táctico. Alfred Bridge está a cargo del tema junto con una persona de Buenos Aires. Yo tengo que pensar doble. Por un lado en la Selección y por el otro en Concepción, porque soy el técnico de primera en el club".

Y cerró diciendo que "yo no creo que se juegue el Mundial el año que viene. No sólo lo digo por San Juan, que le toca organizarlo. No creo que se juegue en ningún lado. Esto va para más largo. Tendremos que tener paciencia. Ahora no puedo hacer un seguimiento de nadie. Confío en que cada uno en Europa se esté preocupando en lo suyo. Cuando esto pase, el hockey volverá con todas sus fuerzas".