Actitud sin premio. Luciana Agudo fue de las piezas fundamentales en el seleccionado argentino femenino. Las Águilas dejaron todo en la final, pero aún así no alcanzó para vencer a las locales. España celebró nuevamente, Argentina cayó de pie.

Lo lucharon hasta el final. Dieron todo. Trataron de estar siempre cerca del marcador, en todo tiempo desfavorable. Pero no les alcanzó. Cayeron como grandes y ahora tendrán que esperar dos años, en San Juan precisamente, para tratar de quitarle la triple coronas que la lleva metida en sus bolsillos este poderoso equipo español. Fue 8-5 para las locales. Con el festejo de toda su gente. Con las lágrimas en los rostros de las jugadoras argentinas. Que, cuando recibieron la medalla de plata en el podio, no se las sacaron. Al contrario, las lucieron con orgullo. Demostraron que son hidalgas perdedoras.

Estas águilas demostraron que podían luchar hasta el segundo final. En un partidazo. En un choque que salió emotivo de principio a final. Y que tuvo un ganador merecido. Por muchas cosas. Porque España fue siempre arriba en el marcador. Porque dominó los tiempos y porque fue letal en sus contragolpes.

La Argentina lo luchó hasta los primeros minutos del segundo tiempo. Cuando sólo la diferencia era de un gol. Después, cuando las locales sacaron una diferencia de dos todo se les complicó a Las Águilas. Porque atacaron de manera frontal y el dejar espacios fue la llave de la victoria para España.

Las Águilas no pudieron sumar su sexto título mundial, en tanto que España ahora suma 7.

El primer tiempo empezó con un claro dominio de España pero, con los minutos, todo se fue equiparando hasta terminar la etapa con posesiones completamente divididas. La presión que las locales ejercieron en la marca en base a un gran esfuerzo físico terminó por quitarle intensidad a las argentinas. Es más, sobre los 3 minutos Berta Busquets abrió el marcador y se sabía todo sería cuesta arriba para las dirigidas por Otiñano. Pero en base a movilidad, con la capacidad de Luciana Agudo para romper las líneas rivales, equiparó el dominio y fue por el empate. Ese que llegó a los 8" por una genialidad de Luciana. Lástima, las chicas argentinas no tuvieron tiempo de festejar y afirmarse porque en menos de un minuto España anotó el segundo (Piquero).

Otra vez España se agrandó y de no haber sido por Anabella Flores que tuvo una triple tapada no aumentaron. Antes de los 20, una gran jugada de Daiana Silva tuvo eco en Luciana Agudo, que clavó el empate y renacieron las esperanzas.

Pero antes que se vaya el primer tiempo, de nuevo España metió un estiletazo. Laura Puigdueta saca ventaja de un rebote y puso el 3-2. Estaba claro que Argentina iba asl frente buscando equiparar pero también era cierto que en la marca las jugadoras argentinas tenían errores y eso lo aprovechaba el local.

El complemento trajo una gran novedad para las Albicelestes. Lorena Rodríguez, tras un contragolpe, sacó un tiro seco y esquinado y empastó por tercera vez: 3-3. ¿Cambiaría la historia? Lo sentiría España. Nada de eso, porque en 20 segundos metió el cuarto tras una nueva desconcentración en defensa de Argentina. Y dos minutos después las españolas aprovecharon el libre directo que tuvieron.

Por primera vez dos goles de diferencia. Casi un cklic en el partido. Un momento de inflexión. Agudo volvió a recortar la deferencia, pero en la recta final el local metió otro y replicó también. Partido acabado. Tres goles de diferencia con sólo 2 minutos por jugarse.

Los nervios coparon la actitud argentina. Y España se mostró segura de lo que ya tenía adentro. El local, un buen campeón. Las Águilas, orgullosamente subcampeonas pese a perder la gran final.


CLAVES

 

Dominio

España entró al partido decisivo mucho más metido que Argentina. Se hizo dueño de la bocha, dominó los tiempos del partido y llevó mucho más peligro sobre el arco rival que la Argentina. Igual, las chicas de Otiñano se las ingeniaron para llevar peligro a través de unos contragolpes.

Intenso

El primer tiempo se cerró con un 3-2 favorable a España que fue sinónimo de un partidazo. Porque el local hizo un culto del ataque y del rebote y Argentina tuvo, como siempre, en Luciana Agudo a la jugadora distinta. Después se le sumó Julieta Fernández, inteligente en el ataque.

Efectividad

El complemento fue una cosa de locos. Ida y vuelta permanente y a puro gol. España logró ponerse por primera vez dos goles arriba en el marcador y parecía indescontable. Pero la sangre y la entrega descomunal de "Las Águilas" pudo más y quedaron a un solo gol faltando poco.