Newell’s ganó. Lo hizo por goleada. 4 a 2. Recuperando la confianza, el juego y la contundencia. Y se vuelve de Lanús con tres puntos que lo devuelven a la pelea de un grupo complicado. Pero ahora con la satisfacción de que el funcionamiento pretendido esta vez se pudo plasmar en cancha.

El gol de Fontanini a los 24 minutos fue el impulso a la convicción que Newell’s necesitaba. Ahí volvió a ser. A creer. Porque cuando la adversidad parece instalarse como pupila hasta los más creyentes dudan. Pero allí los rojinegros plantaron bandera para conquistar una Fortaleza que parecía inexpugnable. Y tras ese festejo la confianza fue un jugador más y despejó la mente. Por lo que pudo configurar una victoria indispensable para volver a la ruta que conduce hacia la estación de las definiciones.

Porque hasta ahí el trámite era tenso y disputado, pero carente de ideas claras para despejar el rumbo. A partir de allí Pablo Pérez fue el origen de la organización táctica, distribuyendo claro y certero. Poniendo en movimiento a todos en función de un esquema ensayado. Por eso con el 1 a 0 el equipo del Parque tuvo la chance empezar a cerrar la confrontación, porque Lanús estaba desarmado.

Pero los réditos definitivos del 4-4-2 que plantó Kudelka comenzaron a llegar en el complemento. Palacios por derecha y González por izquierda hacían las bandas para equilibrar tanto en ataque como en defensa, mientras Pérez contaba con la ayuda de Moreno para evitar que el medio sea una zona de tránsito para Lanús.

Palacios consolidó su determinación cuando hizo el segundo gol, y desde allí ya todo fue un monólogo rojinegro.

En una gran jugada Moreno salió rápido para contragolpear y se llevó la pelota por un largo trayecto hasta que habilitó a Palacios, quien de manera estupenda definió para el segundo gol rojinegro.

La confianza se contagió entre todos los dirigidos por Kudelka, tanto que el dominio fue abrumador y contundente. Contundencia a la que se sumó también desde el fondo Gentiletti, para celebrar el tercero.

El partido se rompió definitivamente y la goleada leprosa paseaba por el sur bonaerense, repartiendo alivio, satisfacción y optimismo hacia lo que viene. Lo que ni siquiera se empañó con el sorpresivo descuento de Lanús.

Pero era tanta la necesidad de un triunfo en Newell’s, que si algo le faltaba a la victoria era un gol homenaje, como el que consiguió Maxi Rodríguez, justo a 21 años de su debut profesional.

Esa experiencia que también compensó a José Sand cuando logró el segundo tanto granate.

Newell’s volvió a creer, volvió a jugar y se reencontró con la victoria. Una victoria urgente e indispensable. Ahora deberán ratificar lo que hicieron ante Lanús para proyectar ese deseo de jugar la zona por el campeonato y la plaza para la Libertadores.

Fuente: La Capital