El corredor francés Christophe Laporte, del Jumbo-Visma, ganó ayer la decimonovena etapa del Tour de Francia, disputada entre Castelnau-Magnoac y Cahors sobre 188,5 kilómetros, por delante del belga Jasper Philipsen y el italiano Alberto Dainese (Sunweb/DSM), ambos a un segundo.

Laporte sumó el primer triunfo francés en la ronda gala, y el quinto en esta edición del equipo del líder, el danés Jonas Vingegaard, que conserva la casaca amarilla que identifica al líder de la carrera tras una jornada en la que no largó el español Enric Mas (Movistar Team) por positivo en coronavirus.

La ausencia de Mas precedió a una jornada de resaca después de que Vingegaard rematara a Tadej Pogacar (UAE Team Emirates) en el mítico Hautacam, de las manos entrelazadas entre ambos en el descenso previo a la batalla en la que el danés confirmó que este Tour no era de su jefe de filas, Primoz Roglic, ni del 'caimán' Pogacar, acostubrado a ganar sin respuesta.

El pinchazo del propio Pogacar fue el anticipo de la escapada que mantuvo por varios kilómetros, hasta ser neutralizados a cinco cuadras de la línea de meta, el trío conformado por los ciclistas Alexis Gougeard (B&B Hotels-KTM), Fred Wright (Bahrain Victorious) y Jasper Stuyven (Trek-Segafredo). Su esfuerzo fue tanto que el pelotón, pudo neutralizarlos muy cerca de la llegada quitándoles la gloria de un triuno que sería una muy buena carta de presentación en la campaña individual de cada uno de ellos.

Fue el dueño de la malla verde (líder de metas sprinter) Wout van Aert quien encabezó al pelotón hasta alcanzar a los escapados que querían frustrar una nueva llegada masiva -tan solo tres en este Tour, en las etapas 2, 3 y 15, con triunfos de Fabio Jakobsen, Dylan Groenewegen y Jasper Philipsen- y dar la opción de alcanzar ese honor a Laporte.

Jona Vingegaard, comentó que hará sin presión la crono, 'no tomaré riesgos', expresó el cómodo líder del Tour.

A 500 metros el francés llegó al nivel de los escapados y logró un triunfo de los de antes, de los de Peter Sagan, trigésimo cuarto ayer. Sobrado, con tiempo para mirar atrás, donde vio cómo Pogacar, quinto, buscaba sin éxito los puestos de bonificación a la espera de la crono en la que soñar con el imposible.

Hoy se disputa la vigésima y penúltima etapa, una crontrarreloj individual entre Lacapelle-Marival y Rocamadour, de 40,7 kilómetros, que tiene un par de cuestas de cerca de 1,5 kilómetros al 4,7 y al 7,8 por ciento en los últimos cinco kilómetros, donde Pogacar ambiciona una utopía: vestir el amarillo por tercera vez en los Campos Elíseos de París.