Doce armas de fuego, diez detenidos, banderas gigantes, telones, cocaína, marihuana y varios que se escaparon cuando la Policía estaba a punto de caerles. Ese es el resultado de un megaoperativo judicial que se inició esta mañana para frenar una nueva guerra de la barra de River de cara al partido de esta noche ante Vélez.

Con la base de las actuaciones del miércoles pasado, cuando se detuvieron a 51 barras de la facción Budge que intentaban atacar al grupo disidente de Los Borrachos del Tablón, el Ministerio Público Fiscal Bonaerense abrió un sumario preventivo ante los rumores de que esta noche irían a concretar lo que no se pudo en la Copa Argentina.

El fiscal Jorge Griego pidió 28 allanamientos en la causa que incluye amenazas e infracción a la ley del deporte, el juez de Garantías José Luis Arabito los concedió y el procedimiento incluyó domicilios del conurbano de Lomas de Zamora, Lanús y Avellaneda, donde es fuerte la facción de Budge, y San Isidro y Esteban Echeverría, donde también paran grupos pesados de la barra.

Entre los detenidos está el jefe de Los Borrachos, Sergio Alejandro Medina, alias Ale de Budge, a quien le habrían secuestrado armas en su casa y también su hijo Brian. Varios de los restantes que fueron enviados a la Departamental de Lomas de Zamora a la espera de ser indagados mañana, también formaban parte del grupo detenido y liberado insólitamente 10 horas después el miércoles pasado.

El procedimiento también incluyó el domicilio de Nahuel Ojeda, el barra de la facción Grand Bourg que amenazó vía Instagram a Rodolfo D'Onofrio, asegurándole al presidente del club que terminaría como un colador si él iba preso. El allanamiento a Ojeda dio negativo y su defensa ya presentó en la Justicia que le hackearon la cuenta y que él no fue el autor de la amenaza. Veremos si esa estrategia obvia tiene algún fundamento.

La defensa de los barras detenidos también es de manual: dicen que las armas halladas en sus domicilios fueron plantadas por la Policía. Todo esto deberá dilucidar el fiscal Griego para poder avanzar.

La medida del Ministerio Público Fiscal de la Provincia se debió a dos motivos excluyentes: por un lado, las críticas por la actuación judicial del miércoles pasado, donde insólitamente los barras estuvieron presos apenas unas horas, cuando todo podría haber desencadenado en un baño de sangre.

El otro fue prevenir lo que se esperaba que pudiera suceder hoy. Por eso los allanamientos no se hicieron sólo sobre la facción de Budge sino también sobre la de Zona Norte, ocho horas antes del partido que se jugará con Vélez, como para disuadirlos de cualquier intento de acercarse al estadio.

Según fuentes consultadas por Infobae, por estas horas la barra oficial estaría analizando no presentarse contra el equipo de Liniers, aunque la decisión final está abierta. Hasta ahora, en la tribuna Sívori y al tener derecho de admisión, el grueso de la barra se concentraba en la Costanera Norte y desde ahí seguía el partido y dirigía algunas acciones mandando gente nueva a la popular, aunque sin idenficarse como barras. Por el contrario, la disidente que copó el miércoles la cancha de Lanús con una bandera que decía "Nosotros somos la historia", sí tiene pensado concurrir al match aunque en forma mucho menos visible que el otro día: sólo irían 70 que no tienen derecho de admisión, también sin identificaciones, a palpar el clima.

Lo que se juega es nada más ni nada menos que el botín gigantesco de la primera semifinal de Copa Libertadores que será el próximo martes 1 de octubre frente a Boca, y nadie quiere dar un paso en falso que lo perjudique en pos de ese objetivo.

Para entender de la magnitud del negocio del que se está hablando, en la final frustrada del año pasado la barra había recaudado por todo concepto (reventa de entradas, merchandising oficial e ilegal, trapitos, venta de comida y bebida al paso y narcomenudo) la increíble cifra de 11 millones de pesos. Eso fue a manos de la barra oficial, en conjunción con elementos infieles de la Policía, la dirigencia y funcionarios que hicieron la vista gorda. Esta vez, es la disidente la que quiere la parte del león. Y están dispuestos a todo para conseguirlo.

La barra oficial no piensa ceder su lugar. Por eso los tambores de guerra que sonaron el miércoles y fueron apagados a tiempo, por eso los que volvieron a replicar desde esta mañana y otra vez parecen haber sido abortados. Si es suficiente para parar la batalla final, por ahora está por verse.

Fuente: Infobae