La noticia cayó como un mazazo. Como todas, cuesta creerla primero y aceptarla después. “Falleció El Payo Matesevach”, fue el comunicado que el dirigente del Pedal Club Olimpia, Delfor Castro se encargó de dar a los distintos medios. Apenas pasadas las 17, se sabía que en Capital Federal, había dejado de existir el último ídolo de la época de gloria del ciclismo sanjuanino. Un cruel infarto masivo sufrido mientras esperaba para almorzar con su esposa Silvia en un restaurante del barrio porteño de Almagro, provocó el deceso de un hombre que, como deportista y como persona, se caracterizó por ser un luchador.

Apenas corroborado el dato, el tema fue confirmar el motivo. Versiones, hubo muchas, que una hemorragia intestinal, que un cáncer de próstata. Como siempre ocurre en estos casos quien escuchaba algo agregaba algún detalle.

Su hija, Natalia Lorena, se encargó de aclarar, en una nota que dio a LV5 Radio Sarmiento, primero y en una comunicación con DIARIO DE CUYO, después, que su padre había fallecido producto de una descompensación cardíaca fulminante.

“Mis padres se habían trasladado hace una semana a Buenos Aires para que le realizaran uno estudios por un adenoma que lo tenía a maltraer”, explicó a la periodista Patricia Moreno.

De un tiempo a esta parte, aproximadamente un año, Antonio sufría de gastritis y luego de haber consultado a un par de médicos sanjuaninos que le habían diagnosticado su problema, con la anuencia de estos decidió viajar a Capital Federal para tener otra opinión. “Iba a hacerse unos estudios en el Hospital Italiano, tenía turno para los próximos días”, agregó su hija.

Existía la posibilidad que tuvieran que realizarle una operación, pero antes tenía que completar la serie de estudios para los que había viajado.

De acuerdo a lo relatado por quien es su único vástago, El Payo, que recibió los primeros auxilios por personal del SAME que lo trasladó hasta el hospital general de agudos Carlos Durand, habría fallecido aproximadamente a las 13.30.

Como dice el título del destacado de esta página la vida de Antonio Matesevach, del Payo Matesevach, fue de novela. Así lo recordó el conductor sanjuanino Rony Vargas en la presentación de su libro “Aquellos que aman”, ocurrida el 17 de abril del año pasado. En esa oportunidad El Payo se confundió en un abrazo con el hombre que trabajando para Radio Colón viajó a Italia para cubrir las alternativas del “Picolo Giro”, una de las tantas competencias internacionales donde Antonio participó dejando muy alto el prestigio del ciclismo sanjuanino.

Grandes campeones y corredores brillantes hay muchos. Ídolos, son pocos. A las dos primeras categorías se accede obteniendo títulos y buenos resultados. A la idolatría popular se la gana no sólo con victorias. La generosidad por dar ese plus de esfuerzo, aún sabiendo que por hache o por be, no se está en el gran día, es la que se gana el corazón del público. Así fue como deportista Antonio Matesevach, un luchador que no se rindió nunca. Que mantuvo firme el timón del barco de su existencia aún cuando las tempestades más violentas hubieran hecho zozobrar al más experimentado capitán de navío. La convicción en su recuperación y el amor de su familia fueron los dos pilares en los que apoyó su regreso a una actividad deportiva tan exigente como sufrida a la que él amó con todas sus fuerzas. El que murió a los 67 años y 11 meses fue un excelente deportista propietario de una gran calidad humana.