Boca fue más de la mano de un interminable Riquelme. River, fue menos siempre, condicionado por la fecha de vencimiento de varias de sus figuras. El paso de los años, pesó. Ahí, la diferencia la hizo Boca. En la previa y dentro de la pobreza actual de los dos grandes, River llegaba más sereno. Sin misterios, sin cambios de último momento. Boca, atribulado por su presente, se tuvo que rearmar contra el tiempo y ahí, el oficio y la veteranía de sus viejitos se adueñó del clásico para manejarlo de punta a punta y terminar salvando un año paupérrimo desde todo punto de vista.
1 AÑOS A FAVOR. Pudo ser el último superclásico para Juan Román Riquelme. Lo entendió así y lo jugó así. Se adueñó de los tiempos en Boca y fue metiendo a River en su telaraña. Lo adormeció y lo lastimó en el momento justo. Primero, con el tiro libre que terminó con el primer gol de Medel y después, poniéndole su "lentitud" a un clásico que otros quieren jugar a toda furia. Riquelme dejó clarito que al fútbol se juega y no se corre. Esa fue su entrega en lo que pudo ser su último superclásico. A su ritmo, con sus pausas, con su visión, terminó ganando el partido que en Boca querían ganar para disimular una temporada marcada por el fracaso.
2 AÑOS EN CONTRA. En River, las necesidades no eran menores que las de Boca y Astrada confió en los "grandes" para tratar de sacar pecho en La Bombonera. La receta Almeyda-Ahumada fracasó rotundamente. El poco ritmo de Ahumada conspiró contra su capacidad de recuperación y lo sufrió a Riquelme, tirándosele a sus espaldas. Almeyda, un abanderado del presente de River, dejó lo que le queda. El peso de los años le jugó en contra porque contra un "lento" Riquelme, le faltaron piernas para poder controlarlo. El otro "viejito" que no pesó fue Marcelo Gallardo. El Muñeco nunca pudo hacerse el dueño del equipo. Apareció apenas y para colmo, entró en histeria cuando se peleó con Medel.
3 ESA O NINGUNA. La mínima pero gran diferencia la hizo Boca en su capacidad para aprovechar las que tuvo. Otra vez, el peso de los años jugó a favor suyo. Porque Medel, fogueado y hecho, sin tener olfato goleador llegó y facturó. En la contracara, Rogelio Funes Mori -un proyecto de goleador- fracasó en las dos clarísimas que tuvo. Boca, de punta a punta, lo terminó ganando por el peso de los años. River, por ese mismo peso de los años, terminó golpeado en La Bombonera.

