Pasó el Mundial. Pasó el desafío de mostrar el hockey sobre patines al otro lado del mundo y para las selecciones argentinas que fueron a participar en los Juegos de Nanjing quedarán más allá de los resultados deportivos, la experiencia de ver la vida del otro lado del mundo. Distinto, muy distinto, a lo que somos en Occidente. Con sus costumbres ancestrales, su modo de afrontar, ver y vivir la vida. La Gran Muralla, su carrera tecnológica, el sistema político que los domina. Todo distinto. Todo diferente pero inolvidable para el grupo de sanjuaninos que cruzaron todo el mapa para mostrar lo que saben pero también para aprender de sus costumbres milenarias que han trascendido el tiempo y cambian la mentalidad de cualquiera.


Empezó el regreso para el seleccionado mayor y la chance de visitar la Muralla China no se podía desaprovechar. Fueron, la visitaron y aprendieron que gracias al deporte, hay otras culturas a mano que siempre agrandan el pensamiento y la visión de cualquier ser humano.